Revista Mexicana de Comunicación http://mexicanadecomunicacion.com.mx/rmc Thu, 08 Mar 2018 20:07:23 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.5.1 Malayerba: http://mexicanadecomunicacion.com.mx/rmc/2018/02/22/malayerba/ http://mexicanadecomunicacion.com.mx/rmc/2018/02/22/malayerba/#respond Thu, 22 Feb 2018 19:08:47 +0000 http://mexicanadecomunicacion.com.mx/rmc/?p=24283 Cómo cuesta sobrevivir en Culiacán


Por José Reveles

(Fragmento de la presentación en la Feria del  Libro, Palacio de Minería, febrero de 2017)

Javier Valdez Cárdenas (asesinado el 15 de mayo de 2017) se nos revela en este libro como un consumado fotógrafo del habla, de las inflexiones populares, de los giros idiomáticos que produce eso que se ha dado en llamar la cultura del narco.

No cualquiera puede lograrlo. Leyendo a Javier recuerdo a un Ricardo Garibay; oído privilegiado, escritor de excelencia, onomatopéyico ilustrado. Me viene también a la memoria el Fernando del Paso de sus primeros pasos, con José Trigo, en donde describe un personaje y un cuerpo en “fetales y fecales” posturas.
Si con su olfato aguzado el periodista Valdez describe situaciones, va al lugar de los hechos, exprime los datos para darlos digeridos a sus lectores y a sus escuchas a fin de que ellos sientan como que estuvieron allí mismo, junto a cuerpos acribillados y charcos de sangre, junto a cristales hechos añicos y carrocerías como coladeras; el escritor Valdez recrea, reinventa y reinterpreta con la precisión que solamente nace del arte. Reconstruye los entretelones físicos y los recovecos del alma de situaciones y personajes de carne y hueso, desde los que sufren y sobrellevan múltiples violencias, hasta los que se excitan y gozan con la adrenalina a todo lo que da, pasando por los efímeros exitosos morros del narco y sus bellas acompañantes, más efímeras aún.
Morros, morras y morritas. Placosos, tiras, cuernos de chivo. Maletines de colores, intercambiables a capricho, repletos de billetes verdes. Sepelios y novenarios en donde los rezos y sollozos se mezclan con pánico y sudores. Balaceras en medio de velorios y panteones. La atmósfera densa, rece quien rece o sin importar quién lleve flores o ex votos junto a la diminuta capilla de San Malverde.
Ni siquiera para los niños, los morritos, son desconocidos términos como miras telescópicas, chalecos antibala, jámer perronas, los rifles erre-quince, los ge-tres, los cuernos, las uzi. Admiran y reconocen las escaleid, las camionetonas lobo, las bemedobleú, pero también las cheyén, las minicúper. Batos de primaria que aún no tienen 10 años, pero que guardan videos hiperviolentos en sus celulares y los muestran a sus compañeritos de escuela para ganar popularidad, para infundir respeto –“son mis amigos”, sueltan con orgullo señalando a los agresores–, para ir trepando desde muy temprana edad por la escala narcosocial, por el camino sin retorno de una profesión que en Sinaloa se viraliza todos los días como única aspiracional y para la que, para mayor atracción, ni siquiera se necesita estudiar.
Candidatos a buchones, prepotentes a no poder, morros a veces todavía ni veinteañeros, achichincles que se dan cuenta de su desvalida existencia hasta que su capo es capturado o abatido, estos morros son retratados por el autor en una sola línea: “de una, pasaron de la gloria a la escoria”.
Entre las más de 70 crónicas de Malayerba no encontraremos lecciones de moral, del deber ser, finales felices o el triunfo eterno del bien contra el mal. Todo el libro es una inmersión, con sus riesgos, a los usos y costumbres de una existencia siempre en el borde del peligro. (Nadie que viva en Culiacán puede sentirse intocado, inmune, ajeno o privilegiado. Ni siquiera el autor, acribillado de ocho balazos a media calle y en pleno día hace más de siete meses). Nadie que lea este libro dejará de conmoverse, meter sus pies en los zapatos del otro, reír o llorar con los personajes. En el plano lúdico-intelectual, nadie dejará de experimentar las sorpresas que siempre depara la difícil facilidad de narrar que logra Javier Valdez en grado de maestría.
Y toda lectora o lector sentirá más de un vuelco en el corazón.

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Espacios virtuales y medios informativos http://mexicanadecomunicacion.com.mx/rmc/2018/02/08/espacios-virtuales-y-medios-informativos/ http://mexicanadecomunicacion.com.mx/rmc/2018/02/08/espacios-virtuales-y-medios-informativos/#respond Thu, 08 Feb 2018 20:41:59 +0000 http://mexicanadecomunicacion.com.mx/rmc/?p=24261 Mecanismos de configuración del deseo y de la verdad

«Este estudio plantea la comunicación actual desde el manejo y la distribución del deseo, así como desde la virtualización de la imagen. Para ello nos serviremos de algunos planteamientos de Foucault sobre  las formas de poder, sus prácticas y representaciones; de Burke sobre los tres enfoques psicoanalítico, semiótico e histórico para interpretar las imágenes. Y en las categorías de ver mediático, función mediática y contenedores de memoria visual, acuñados por la autora de este estudio».

Foto: Juan Pablo Zamora / Cuartoscuro.

Por Sandra Liliana Pinzón Daza

Introducción

El presente acercamiento a las prácticas comunicativas actuales se inscribe en los estudios en torno a los medios de comunicación, particularmente en la identificación discursiva y visual del deseo y sus representaciones en el tipo de intercambios que se realizan entre los sujetos y los medios, con el fin de realizar una aproximación crítica a su incidencia y sus posibilidades. Ello porque es innegable la actual injerencia que los espacios virtuales y los medios han desarrollado no solamente a nivel tecnológico o comercial, sino en el conjunto de la vida cotidiana de los individuos. Específicamente hablar de los medios es entrar en la reflexión sobre las actuales maneras de sentir, pensar, conocer y actuar que se nos abren a partir de las más tradicionales como la televisión y prensa, hasta los espacios en la red como el chat, MySpace, Hi5 y por supuesto Facebook. Cada uno de ellos ha replanteado los comportamientos y la vida diaria de los individuos, así como su relación con su cuerpo, la imagen y estereotipo que quiere reflejarse a través de él, y con el otro, hasta el punto de cargar de sentido y de significación socializante estos espacios virtuales.

Las sociedades y las diversas culturas funcionan a través de la emergencia, reproducción y permanencia de una serie de prácticas discursivas y no discursivas (imágenes) relacionadas o susceptibles de ser tomadas como sistemas simbólicos de creencias, comportamientos y maneras de conocer.

En principio, retomando a Foucault (1970), las prácticas discursivas son un conjunto de reglas anónimas, históricas, determinadas en el tiempo y en el espacio que han definido y establecido para una época dada, las condiciones de ejercicio de una función enunciativa. Esto alude a que las prácticas discursivas y las no discursivas (en este caso las imágenes) permiten crear las formas y modos de percepción de la realidad, a partir de las posibilidades enunciativas, comunicativas y significativas de las cuales se logren cargar.

En este caso puntual, haremos referencia a la preeminencia de nuevas maneras de conocer, actuar y controlar el cuerpo y las percepciones acerca de la realidad por parte de los sujetos, sobre la base de las prácticas actuales asociadas con la virtualización del deseo y con la  imagen como verdad. De suerte que el discurso se ha ampliado hacia una suerte de potencialidad semiótica de los espacios, las prácticas y los modos de intercambio significativo en que los sujetos logran canalizar su deseo, sus interpretaciones y sus modos de actuar con el otro y con el mundo.

1. Formas de virtualización del deseo

En el caso concreto que queremos presentar, las prácticas discursivas están asociadas a nuevas dinámicas de poder sobre la vida, el cuerpo y la sexualidad, y a diferentes maneras de conocer y sentir por parte de los sujetos. Nos referimos a que tanto las prácticas discursivas y no discursivas de la virtualización del deseo, como las de la imagen como verdad, implican que nuestra época está caracterizada por estas dos formas de saber visible y enunciable, manifiestas desde diferentes discursos, así como determinadas en formas de poder, a través de las cuales se potencializa la capacidad de unos para “conducir” las acciones de los otros. Así mismo, se habla de una nueva consciencia centrada en el temor por el cuerpo, por
la aniquilación del objeto concreto y real del deseo (llámese hombre, mujer) transformado por una no singularidad que se refleja en una imagen sin identidad, sin memoria y sin compromiso.

Se plantea entonces un sujeto de conocimiento actual basado en la mediación del deseo, en la reconstrucción de un erotismo simulado y en la obtención de placer por otros medios. En términos de la virtualización del deseo, del control del cibercuerpo, suceden situaciones como si dos personas mantienen una relación digital sólida, pueden desear, celar, sufrir, gozar, excitarse, inducir placer como si se estuvieran realizando un acto realmente materializado. De suerte que una manera eficaz de influenciar en las conductas es apuntar al deseo del otro mediante el ejercicio del biopoder, que reglamenta lo que los demás deben hacer con sus cuerpos, con sus apetitos, con sus presuntos placeres.

La desaparición del cuerpo detrás del sexo virtual, surge en el siglo XX, en el marco de la  proliferación mediática y digital; la aparición del virus del sida; el desarrollo de la biotecnología. Son estos los aspectos referenciales que dan lugar a otras maneras de goce, a otros modos de conocimiento del cuerpo y de sus posibilidades de acceder sin un objeto pleno, sin el temor de contagios, de rechazos o de frustraciones. La sexualidad es ahora una manera más de extensión del cuerpo en una máquina, en una representación simbólica de sujetos posibles en espacios virtuales de intercambio y de satisfacción individual o interpersonal. En la época actual se refuerza la idea de Deleuze sobre que el deseo en sí mismo no tiene objeto, simplemente desea. Eso sucede en los espacios de Facebook, en los portales de pornografía y en los nuevos contactos de Messenger que permiten el acceso a nuevos usuarios y a nuevas comunidades. Es la idea de un acceso directo y sin compromisos, es gozar sin el cuerpo, y desear sin tocar ni poseer; no hay compromisos, no hay riesgos, es el goce por el goce, sin importar si del otro lado se es correspondido, es la voz que anima y proporciona placer, son palabras sugestivas que no se corporizan, sino que se vuelven detonantes, significantes vacíos que se llenan en múltiples intercambios y prácticas simbólicas de placer virtual. A pesar de la idea de un goce sin cuerpo, de un deseo no concreto en un él o ella, cuando se quiere ejercer dominio sobre los cuerpos o la vida de las poblaciones, se codifica el deseo, se le da una representación. Esto se ofrece en la publicidad, en donde encontramos simbolizado el ideal de belleza, de masculinidad, de feminidad, de poder y de éxito en un sujeto.

Lo anterior permite advertir que la sexualidad ha sido gestada desde el poder real simbólico y social, no porque la finalidad de los poderosos haya sido acrecentar el deseo de los domesticados, con el fin de permitirles conocer, reconocer y disfrutar de su cuerpo y el cuerpo del otro, sino porque el control incentiva el deseo. En tal sentido, es posible advertir en los espacios virtuales y en las prácticas con las últimas tecnologías que subsiste la aparente gratuidad de exponer imágenes y discursos privados sin garantías de encontrar eco. Lo cual da lugar a la identificación de  la soledad e individualidad actuales, como formas de control social, de dominio simbólico y de inmersión en una realidad alternativa, en aparentes grupos que se unen y desvanecen con la misma facilidad con la cual se enciende y apaga un equipo. Con todo, la sensación de los sujetos que permanecen largas horas al frente de una pantalla, es la de una infinita socialización, un intercambio de deseo que aunque no se corresponda, permite que el cuerpo tenga en la máquina una extensión y en el otro una posibilidad, es una simulación de placeres y de goces continuos. Un grito en el desierto o en la multitud virtual, una llamada de atención, una señal de vida que gratifica por el sólo hecho de ser emitida imaginando que alguien la acaricie aunque sea con la mirada.

Siguiendo a Gilles Deleuze (1994), el deseo, de manera explícita en nuestra época, es entonces una producción social, ya que determina un control sobre el cuerpo, sus prácticas y posibilidades de extensión a través de las máquinas y espacios de interacción posible. No son los sujetos los reales dueños de su cuerpo, de su deseo y de sus posibilidades de placer, todo está bajo el dominio de los sistemas de representación impuestos por las sociedades y por las estructuras de poder, propios de cada época. Es la dinámica que se origina por el juego de represiones y permisiones, a partir de la cual el deseo es codificado por el poder (real o simbólico en el caso de la política, la publicidad y los medios) y significa que quienes ejercen poder buscan “interpretar” el deseo de aquellos sobre los que ejercen hegemonía. En otras palabras, tanto los medios, como la política y en especial la publicidad como agentes reproductores de poder real y simbólico, y adicionalmente como instituciones que establecen niveles de verdad, logran configurar una serie de representaciones a los sujetos y a las sociedades, para que de manera consciente se reproduzcan en las prácticas discursivas y no discursivas imperantes. Todo ello gracias a que este tipo de representaciones impuestas que circulan en los entramados humanos de cada época, y con gran énfasis en estos tiempos de mediatización y marketing, se fundamentan en la imagen, la verdad y el deseo, como unidades de conocimiento, de saber y de manejo deliberado de sí mismo y del otro.

Como consecuencia, la virtualización del deseo, el discurso de placer simulado en una máquina, se construye a partir de un poder ser uno, otro o muchos. El sujeto actual está frente a la posibilidad de crear sus espacios, sus prácticas y sus conductas, así como dirigir las de los otros, gracias a los ciberespacios y a los recursos tecnológicos que le permiten esconder o sobredimensionar su condición de ser concreto, por un ser posible, múltiple. Así mismo, las formas de control sobre la sexualidad del otro actualmente se enriquecen con las últimas tendencias en el orden sexual, por lo menos en Colombia, referidas a la posibilidad de mantener relaciones sexuales intercambiando parejas en los denominados bares swinger, a los cuales se asiste voluntariamente con el firme conocimiento de lo que allí se propone: compartir, o mejor intercambiar durante toda la noche tu pareja con las de otras y otros.

Tanto la virtualización del deseo, es decir el desplazamiento de la sexualidad real a un tipo de prácticas mediadas por una máquina o una voz (espacios en Internet o líneas calientes), como el sentido verdad que se logra al mostrar, al construir con la imagen argumentos de realidad, son formas actuales tanto de poder como de reconocimiento de una conciencia individual y colectiva, enmarcada en una construcción de sentido, de significación y de configuración de discursos epocales que reflejan las prácticas y dinámicas de los sujetos actuales. En términos concretos, el cuerpo se ha convertido en una extensión de la máquina y no en sentido contrario como históricamente se conoce. Es decir encuentro mi placer a través de una máquina que hace las veces de un cuerpo, cuya imagen me cautiva y logra un sentido de sexualidad transformado.

2. La imagen como verdad

La imagen ha obedecido a múltiples usos entre los cuales sobresale el adoctrinamiento, la manipulación de la voluntad, el reconocimiento de un poder real, simbólico o divinizado y hasta el manejo del pensamiento y de la conducta de los sujetos y de las sociedades. No en vano la iglesia utilizó las imágenes para reforzar su poder y los militares y líderes políticos se sirvieron de ella para mostrar su poder y generar respeto; así mismo, los artistas (pintores y escultores) hicieron de las imágenes una forma de crear y representar aspectos u objetos de la realidad, con cierto nivel de imaginación y de conocimiento de la técnica. La imagen entonces ha estado relacionada con la vida religiosa, mágica, política, histórica, artística, cultural y social de los individuos y de los diferentes grupos humanos a pequeña o gran escala, dependiendo de sus necesidades y de sus avances técnicos y tecnológicos.

Importante también tener en cuenta la categoría de imaginario social, trabajada por Esther Díaz (1996) ya que resulta útil al interpretar los fenómenos sociales, no solamente en su perspectiva política o económica, sino en el ámbito de las imágenes como un componente de lo simbólico y sus manifestaciones. Es así como lo vamos a entender en tanto una compleja red de relaciones entre discursos y prácticas sociales, esto refiere a la manera como las asociaciones, comparaciones y niveles de sentido en el ámbito social, están determinadas por la interacción entre los sujetos y los modos de representación de la realidad en las diferentes épocas.  Particularmente, las imágenes se constituyen en flujos de sentido que crean, imponen y reproducen formas de conocimiento, de comportamientos y de necesidades colectivas. De ello se sigue que son una serie de ideas regulativas que  no existen en la realidad material, pero que no obstante, existen en la imaginación individual y en el imaginario colectivo, produciendo materialidad, es decir, efectos en la realidad, gracias a que se activan bajo cualquier tipo de representación, reconocida entre los sujetos y asimilable a los referentes que circulan significativamente en el entramado social. Es evidente entonces que la materialidad del dispositivo imaginario, en este caso concreto de las imágenes y de otras formas de goce, reside en los efectos que logra sobre la realidad, ya que amplía el potencial de sentido entre los sujetos y el mundo, y adquiere múltiples y variadas maneras de interacción simbólica.

Sin embargo, las imágenes como condicionantes del imaginario social, no suscitan uniformidad de conductas, lo que hacen es señalar tendencias y reflejar, casi como en un espejo, las situaciones conflictivas, ideales y necesarias para los individuos. En este aspecto se sintetiza el poder actual para imponer verdades a partir de las imágenes, ya que ellas son fácilmente asimilables, sugestivas y son portadoras de una enorme eficacia simbólica útil en el ámbito que se requiera. Las imágenes tienen un componente adicional, y es la inmediatez, la simultaneidad y la gran descarga de información que ofrecen en un instante. Es por ello que las imágenes permiten afirmar que el sujeto de una época histórica no es la suma de sus individuos, sino el imaginario social  de lo que significa ser sujeto para esa época determinada. Actualmente podemos afirmar que los individuos son creaciones mutantes que se corporizan en un producto, en un líder, en un ideal colectivo o incluso en un programa televisivo que adquiera el estatus de realidad social compartida.

Se puede decir entonces que una de las características más importantes del imaginario actual es, justamente, un profundo cambio en la administración de la verdad.  No porque la ciencia no siga generando lo que se acepta como verdad, sino porque la ciencia –hoy– necesita otra instancia para convalidar sus verdades. Esa instancia está dada por los medios masivos de comunicación, los cuales, paradójicamente, son ciencia aplicada. La ilusión de transparencia informativa unida a la seducción estética de los medios audiovisuales, logran lo que antes lograban específicamente los santos o los sabios: confiabilidad. Si se ve a través de la pantalla, entonces debe ser verdad. Y no sólo la verdad es confirmada por los medios: la realidad misma depende de ellos. Si algo no fue registrado por los medios, no es real. A ellos hay que agregar los que llamaré medios intensivos de comunicación que son los relacionados más íntimamente con la informática, como las tarjetas magnéticas, las computadoras, la internet y todas las excelencias comunicativas de última generación. Estamos en la sociedad del espectáculo. Pero nunca como ahora, lo audiovisual estuvo potenciado por la electrónica. No se trata por cierto de un mero cambio cuantitativo, sino también-y fundamentalmente- cualitativo. Los medios se convierten en fin (en finalidad) independientemente de que, al mismo tiempo transmitan mensajes unificadores e impactantes con tintes de verdad.

En tal sentido y siguiendo los planteamientos de Michel Foucault (1980), cabe agregar que cada época determina los modos de conocimiento y las prácticas de saber e interactuar de los individuos. El saber para Foucault está constituido por dos formas: el ver y el decir. Existe interacción porque “vemos” las cosas con relación a como las nombramos, y las “nombramos” de acuerdo con como las vemos. Dicho de otro modo, nuestra manera
de conocer hace que las cosas se conviertan en objetos. Pero en distintas épocas históricas se ve de distintas maneras y se dicen diferentes cosas ante referentes que, en sí mismos, permanecen iguales. Este es el caso de la política, la publicidad y el entretenimiento, los cuales están enmarcados en ejercicios de poder, control y manipulación de las formas de actuar, pensar y conocer de los sujetos. En la concepción foucaultiana, no hay saber que se sostenga si no está avalado por algún dispositivo de poder, es esta la relación entre los medios y la política, entre los medios y la religión y entre
los medios y el conocimiento y manejo del deseo de los sujetos, a través de las imágenes y su potencialidad virtual actual.

Resulta interesante entonces la pregunta por el momento en que unas imágenes comienzan a relegar a las otras, y cómo de esta manera las representaciones mentales se transforman, así como los comportamientos y la forma de interacción social, de acuerdo con las estructuras de poder, y las mismas necesidades colectivas. Otro de los interrogantes proviene de si las imágenes responden a un proceso psicológico o mágico, o si son construcciones culturales que históricamente requiere una sociedad para establecerse como tal. Para realizar un acercamiento a posibles respuestas o conjeturas interpretativas, es preciso recurrir a autores como Foucault, Deleuze y Peter Burke, quienes logran una lectura de las sociedades a partir de la manera como los diferentes modos de representación de los sujetos en su posición ideológica, sexual y simbólica, hacen que la imagen se constituya en una herramienta de poder entre los sujetos o entre instituciones en una misma sociedad.

Se plantea una interpretación de la relación entre la razón y la imagen, lo objetivo –lo que es compartido por todos en el conocimiento, lo comunicable– y lo subjetivo aquello que en el conocimiento es producto de la singularidad de quien conoce. Las vías de análisis son dos: la primera examina de qué manera las nuevas tecnologías subvierten el ideal de verdad propio de la ciencia, al producir un segundo status de realidad (la de los medios de comunicación y las tecnologías de realidad virtual) que construyen sentidos tanto o más poderosos que los del conocimiento racional. La verdad que cabe a la relación de representación entre la imagen y la realidad es reemplazada en el vínculo entre los medios y las audiencias, que se plasma, más que en la verdad de la representación, en la confianza, la credibilidad y la autenticidad. Los medios son constructores de imágenes o representaciones. Y es posible conocer e investigar de qué tipo de representaciones se trata y cuáles son sus modos de producción. Se inscriben bajo esta pauta todos los shows de la realidad (reality shows) cuyo éxito reside en hacer que lo real se vuelva aún más real, amplificado por el ojo de la televisión. Esta televisión-verdad apunta a promover las emociones que desencadenan las trasmisiones en directo.

En cuanto a la imagen como verdad, la institución que organiza, establece y reproduce su potencial regulativo y enunciativo son los medios. En ellos cada día y con más frecuencia, nos encontramos con imágenes escabrosas, amarillistas y sensacionalistas que ganan en veracidad, en objetividad y en versión única sobre cómo se debe leer la realidad. Otro caso particular es el enorme auge de los realities gracias a los cuales terminamos involucrados en la vida y en las prácticas discursivas y no discursivas que se nos imponen. Estas grandes instituciones: la WEB, la publicidad y los medios, permiten identificar a los sujetos y a nuestra época desde unos ejes temáticos del saber, del conocer, del poder y de la sexualidad, basados en una reformulación hermenéutica fundamentada en el análisis e identificación de las condiciones de posibilidad de la verdad en las prácticas discursivas propuestas. Se habla entonces de espacios en la red, de comunidades virtuales, de imágenes de última hora en exclusiva, de operativos de rescate, de enfrentamientos y de todo aquello que permita configurar una suerte de eficacia simbólica cifrada en las imágenes, en la cual no haya tiempo para pensar, para criticar o para construir un discurso que cuestione y que amplíe las posibilidades. Cada día surge un evento, un hecho que sirve para desviar la atención, para mantenernos ocupados, para creer que ver es saber y que quien muestra tiene en sus manos el poder de la verdad.
Los medios masivos de comunicación intervienen en las ideas regulativas de las conductas y saberes de nuestro tiempo y obviamente en la formación de subjetividades. Un caso paradigmático de construcción social de sujetos y de objetos de conocimiento, a partir de los dispositivos discursivos y
no discursivos, es la representación de terrorista, tan en boga en los discursos políticos de América Latina, bajo el cual se ha logrado construir una clase de sujeto por fuera del lo legal, alejado del orden natural de los sistemas religiosos, políticos y sociales. Es aquel significante vacío que logra llenar- se de valores y de flujos de sentido en tanto se asocia con acciones prohibidas, con sucesos perversos o con ataques a otros o a diferentes estamentos de la sociedad. Es una noción y a la vez una imagen, gestada como estrategia de control, de ordenamiento y de dominación de las conductas y formas de pensar de los sujetos.

La verdad, siguiendo los planteamientos de Esther Díaz (2007) es un invento muy conveniente para vivir en sociedad, ya que fija procedimientos para la socialización, es eficaz para la interacción, es manejada y supervisada por los diversos aparatos de poder que conforman la sociedad. De suerte que la imagen se constituye, en los tiempos actuales, en la manera de controlar las percepciones sobre la verdad, sobre las lecturas y reproducciones de lo real y en la significación colectiva por excelencia de creencias, prácticas y posteriores discursos que al reproducirse ganan en eficacia simbólica, y se establecen en las estructuras axiológicas de los sistemas políticos vigentes. En el caso de algunos países latinoamericanos como Venezuela, Argentina y Colombia, la verdad sobre los hechos que hacen permanecer Estados dictatoriales o naciones formadas en regímenes por sucesiones simbólicas, se crean y fortalecen por la reiterada utilización y presencia en los medios de objetos, acciones y sujetos asociados con sus prácticas. Esto es evidente tanto en medios escritos como en medios televisivos, aunque se produce un mayor efecto en las imágenes televisivas, las cuales al mezclarse con sonidos, colores y espacios propicios adquieren una mayor recordación y afianzan las percepciones sobre lo real.
Otro abordaje en este estudio permite revisar las perspectivas de análisis de la imagen propuestas por Peter Burke (2005), a partir de tres enfoques.

En primer lugar el del psicoanálisis (símbolos y asociaciones inconscientes, deseos colectivos e individuales), posteriormente el estructuralista o semiótico (sistemas de signos, relaciones y comparaciones entre un signo y otro) y finalmente el enfoque de la historia social del arte (repercusiones de las imágenes en la sociedad, normas o convenciones que rigen la percepción e interpretación de las imágenes en una cultura). A continuación entenderemos las tres perspectivas de estudio de las imágenes actualmente en los ámbitos político, religioso, publicitario y mediático. La primera de ellas alude a la manera como las imágenes pueden ser interpretadas y analizadas a la luz de sus orígenes individuales y sociales, así como a las repercusiones que ellas brindan en la construcción de las formas de representación colectivas en torno al deseo, a lo necesario y a lo verda-dero. En este plano se ubican las imágenes referidas a la política, en el caso particular de los líderes mediáticos; a la religión  en la definición de los poderes y alcances de las figuras de cualquier culto o doctrina; a la publicidad a partir de los ideales de hombres y mujeres en sus tipos físicos y en sus potencia-
lidades sociales y sexuales; y finalmente a los medios informativos,  quienes determinan la carga ideológica y moral de los hechos a partir de los cuales se quieren construir formas y dinámicas de control sobre las conductas y el pensamiento de los sujetos. Este tipo de perspectiva hace de la imagen una red de significantes y representaciones que llegan directamente al inconsciente de los sujetos con el fin de configurar flujos de sentido, infinitos y múltiples. De manera que la imagen, desde un acercamiento psicoanalítico, reconstruye al sujeto en su accionar, en su apropiación de la realidad y en las posibilidades de conocimiento del mundo.

En segundo lugar, la perspectiva semiótica permite un estudio interpretativo en torno a las imágenes como estructuras de signos que interactúan formando niveles asociativos y de relaciones simbólicas en un entramado social. Este es el caso de nociones que adquieren cuerpo y que se refuerzan en los diferentes ámbitos. Un ejemplo es lo bueno y lo malo, categorías que en el caso de la política son herramientas que justifican los comportamientos bélicos, raciales, dictatoriales; en lo religioso obligan a conductas que se asimilen a los ideales de comportamientos reflejados en las imágenes, o en lo peligroso de caer en conductas impúdicas que se castigan con el infierno (imagen también construida como el cielo); en cuanto a la publicidad, estas nociones son representadas por los estereotipos que circulan y que promulgan la idea de ser aceptados si se tiene o rechazado si se carece de los objetos que en ella se imponen como necesarios y útiles. Lo anterior logra elaborar un mundo posible, una semiosfera (en términos de Lotman:) en la cual se crean signos y se producen sentidos en torno a ellos, dependiendo del efecto que quiera lograrse. En los medios, las imágenes adquieren una carga de realidad respecto a quiénes deben ser considerados buenos (por estar dentro del orden establecido) y quiénes deben ser estigmatizados como malos (por terroristas, delincuentes o comunistas). Unos y otros ámbitos se refuerzan y hacen de las imágenes normas o directrices de comportamiento y de conocimiento.

La tercera perspectiva alude a la diversas maneras en que las imágenes pueden ser percibidas e interpretadas por los sujetos en una cultura, es decir cómo ellas logran constituirse en  testimonios de una época, del funcionamiento social de los sujetos y de las dinámicas propias de los diferentes momentos históricos y sus intereses particulares. Aquí corresponde tener en cuenta las repercusiones de las imágenes en tanto documentos históricos o referentes para leer la historia social de los pueblos y de las diferentes colectividades humanas. Es así como podemos determinar diferencias entre las categorías de lo bello, lo estético, lo creíble, lo verdadero, teniendo en cuenta las diferentes representaciones en las imágenes de cada época, de acuerdo con las convenciones sociales impuestas y las necesidades históricas de los sujetos. Es decir, mientras en las dos anteriores perspectivas respectivamente se aludía a las imágenes y sus desencadenantes en los sujetos, así como a  las imágenes en tanto sistemas y redes de signos, en esta última perspectiva se reconocen las disposiciones y condicionantes que cada época brinda para controlar el valor, circulación y carga significativa de las imágenes. De suerte que haciendo referencia a la época actual, las imágenes están controladas en su configuración, funcionamiento y efectos por los líderes políticos, religiosos, publicitarios y mediáticos. La preeminencia de la imagen es la posibilidad de su establecimiento como verdad, las imágenes ofrecen información inmediata, veraz y suficiente para mantener ocupadas a las audiencias. De igual manera, las imágenes se han constituido en una extensión del cuerpo y del deseo de los sujetos. La virtualidad hace que las imágenes adquieran mayor rapidez y que lleguen a un mayor número de personas  en un tiempo más reducido.

Según Burke (2005), el estudio sobre las imágenes supone que no son un reflejo de una determinada realidad social ni un sistema de signos carentes de relación con la realidad social, sino que ocupan múltiples posiciones intermedias entre ambos extremos. Lo cual permite determinar que las imágenes se constituyen en testimonio de las formas estereotipadas y cambiantes en que un individuo o un grupo de individuos ven el mundo social, incluso el mundo de su imaginación, en una época concreta. Se consolidan entonces las imágenes como documentos históricos, como parte de la memoria colectiva que permite una lectura, descripción y reconstrucción de las diferentes prácticas de los sujetos y de las formas de pensar y actuar de cada momento histórico. Pueden incluso dar testimonio de las costumbres, dinámicas y transformaciones operadas en las estructuras políticas, culturas y sociales, gracias a la presencia o ausencia de referencias, sujetos e incluso a la manera como se representan los hechos, vivencias o situaciones.

En la realidad actual, el tipo de imágenes y de funcionamiento propio con las imágenes, tiene que ver con la evidente transformación en la noción de verdad y en el manejo y control sobre  el cuerpo y el deseo de los sujetos, operado en ocasiones por los medios, gracias a la mediatización. En este caso la palabra “mediatizar”, como lo propone Esther Díaz (1996), reviste dos sentidos que convergen. Por un lado, lo real se mediatiza porque se llega al cuerpo del otro sin poseerlo ni dejarse poseer, como en el caso puntual de la virtualización del deseo, como bien lo plantea Deleuze (1989), el deseo se acrecienta si mi objeto no está a mi alcance, de suerte que cuando lo está, disminuye o desaparece mi deseo. Lo anterior pone en evidencia que las formas de contacto pueden establecerse por medio de líneas telefónicas, de avisos periodísticos, de audiciones radiales, de computadoras, de miradas o de contactos físicos superficiales y sin futuro. Y por otro lado se mediatiza lo real porque se accede al cuerpo del otro siguiendo el modelo ofrecido por los medios masivos de comunicación, en este caso se alude a los niveles de verdad depositados en las imágenes y a la forma como adquieren estatus de objetividad, de información y de única verdad sobre los hechos o sujetos que se muestran. En términos publicitarios se hace referencia a los estereotipos y a los modos de vida que se muestran y se imponen como necesarios y socialmente aceptados; en cuanto al ámbito mediático, un ejemplo como los informativos los cuales a través de las noticias presentadas como verdades, siempre moldeadas y siempre convenientes, logran mantener a las audiencias cautivas y a los sistemas políticos estables y establecidos con niveles de popularidad siempre altos.

De manera que reinterpretando la primera perspectiva, ésta puede denominarse mediación distanciante, ya que a través de ella los sujetos eliminan cualquier contacto, cualquier compromiso y cualquier posibilidad de contagio o de realización concreta del deseo, eso permite que permanezca el deseo y que se perfeccionen las herramientas tecnológicas (cámaras, micrófonos), aumentando así los espacios que ofrecen servicios de contacto o de interacción virtual. La segunda mediación estructurante, responde a los modos de elaboración, reproducción e imposición de las nociones de verdad a través de las imágenes, en donde caben espacios informativos, realities y las informaciones de última hora o en exclusiva que ofrecen los informativos. Cualquiera sea el tipo de mediación o mediatización, las imágenes siempre han jugado y continuarán jugando un papel preponderante en las prácticas discursivas y no discursivas, ya que en las primeras se construyen las categorías, nociones y parámetros que posteriormente serán reforzadas y sustentadas por las representaciones y configuraciones simbólicas, propias de las prácticas de saber, conocer y representar de cada época.

Por otra parte, las imágenes se analizan como un testimonio del ordenamiento social y de las formas de pensar y ver las cosas, ya que dan acceso no ya directamente al mundo social, sino más bien a las visiones de ese mundo, propias de una época. En la actualidad tienen una marcada eficacia simbólica en la construcción de líderes políticos, en la reproducción de comportamientos y en el control de las formas de pensar y actuar de los sujetos, ya sea en el ámbito político, publicitario o mediático. Las imágenes adquieren su funcionalidad, en tanto ocupan el lugar de lo verdadero, lo que se ve; lo que se muestra es lo verdadero, es aquello que todos debemos creer y reproducir para reforzar su estatuto de verdad única.

En consecuencia, en la actualidad el manejo de las imágenes en un ámbito de representación de la realidad, permite plantear que no hay por tanto diferencias, sino tal vez puramente nominales, entre un noticiero y un reality, de hecho cabe la categoría de un realiticiero, es decir una puesta en escena de hechos que debemos tomar como verdad absoluta. Pero, ¿cuál es el fin de jugar con las imágenes como herramientas para imponer verdades? La eficacia simbólica, ideológica y psicológica de las imágenes, la cual da lugar a unas maneras diversas y veladas de control social, de reproducción de ideales colectivos, de maneras de conocer el mundo y expresarse sobre él. Ello es evidente en las prácticas políticas de marketing, que realizan los líderes actuales, a través de un manejo mediático de los tiempos y las vidas de los sujetos. Se siente la presencia del gran otro, del que observa, vigila y castiga, o simplemente de quien se ha constituido en una presencia obligada porque escucha, es cercano y atiende las necesidades más sentidas del pueblo. Es la síntesis de una práctica política inmersa en los juegos de la publicidad, del mostrar y vender, del crear una figura que cumpla los deseos de los electores y que diariamente alimente la necesidad de su presencia y de su capacidad de convocar y hacer creíble cualquier hecho. Son líderes mediáticos, son gobernantes de medios que compiten con nuevos productos, que dan lugar a un deseo colectivo condensado en un sujeto, en un significante vacío que adquiere valores de uso y de cambio.

También la imagen adquiere el estatus de verdad por su inmediatez, por la contundencia del impacto y porque está cargada de secuencias, sonidos, planos y voces que construyen todo un espacio de significación. En la publicidad, los ideales y estereotipos son los sujetos que nos muestran; los beneficios son los que se observan en el modelo o en los testimonios que acompañan al producto y la verdad es ese encuentro entre mis necesidades, deseos e ilusiones y las imágenes que se refuerzan con asociaciones, sugerencias y comparaciones en un plano de lo potencialmente real. Se muestra lo que se requiere que se crea, lo que es pertinente para mantener el statu quo propio de las actuales maneras de ver, conocer y expresar la realidad. En la actualidad las sociedades son mediáticas, son flujos de información y de sentidos múltiples que permean los imaginarios colectivos e imponen modos de interacción y de representación de lo cotidiano. La imagen ha ganado un estatuto de verdad. Lo que se muestra es lo verdadero: el liberado, el terrorista, el líder, la víctima y el hijo de la violencia, todos son reales porque son construidos, reproducidos e impuestos por los medios. Si se requiere su existencia, se configura su presencia en los medios y se logra, con la reiteración, un nivel de sugestión colectiva tal, que no puede negarse, que no cabe un hilo de duda sobre lo ocurrido.

Sin embargo la imagen, en su potencialidad real, es el origen de interesantes acercamientos, de análisis críticos que hacen unos pocos acerca de a quién le conviene que veamos algunas imágenes y otras no, a quién le interesa tapar con una imagen otras imágenes, quién logra jugar con la memoria frágil de las audiencias, para quienes el pasado y el presente se mezclan en imágenes yuxtapuestas, en sensaciones visuales de fácil asimilación, pero de corta duración en la memoria. Todas estas son formas de reproducción de poder mediático, modos  de dominación a través de las imágenes
y estrategias de control social. Lo que vemos es lo real, como lo muestran es como sucedió. Es tal la dependencia respecto de las imágenes que podemos comparar el poder y la carga ideológica de las imágenes en esta época con las estampas religiosas, con las pinturas de líderes políticos o con los inicios visuales de la publicidad en términos de eficacia simbólica, de nivel de sugestión, de potencial de sentido. Solamente ha cambiado la época y las posibilidades técnicas para producir imágenes, el deseo, la necesidad y el capital simbólico, continúan siendo los ejes orientadores de lo visual.

En tanto sistemas y prácticas de conocimiento actuales, el ciberespacio y los diferentes lugares de encuentro de los sujetos en el ámbito virtual, así como la publicidad y los medios de comunicación, se han posicionado como dispositivos de orientación reproducción y reconfiguración de saberes, necesidades e intereses de los sujetos en sus prácticas cotidianas.  De la misma manera reorientan la configuración de las sociedades generando esquemas de poder y sistemas formales de saber, en los cuales se encuentran inmersos los sujetos y a partir de los cuales se realizan diferenciaciones entre ámbitos de una misma sociedad, entre países y entre diferentes culturas. De manera que si en el siglo XVI la locura se constituyó en un episteme que logró configurar la producción de diferentes discursos desde diferentes disciplinas (medicina, religión, ética, arte), podemos realizar una hipótesis que consistirá en entender que en este momento y por un tiempo más, el deseo virtualizado podrá estar encapsulado igual en un messenger, en un chat o en una página de pornografía, así como en las disposiciones que sobre las categorías y objetos de deseo establece la publicidad.

Asistimos a un momento de la humanidad en donde la forma en que los sujetos conocen, está condicionada por prácticas discursivas de virtualización del deseo y de sobredimensionamiento de la imagen. Esto quiere decir que un eje temático como la sexualidad está impuesta, controlada y orientada por la publicidad quien muestra, sugiere o construye los paradigmas y objetos del deseo, así como por la apertura a un tipo de placer adquirido gracias a las páginas, portales o comunidades virtuales. Es en estos espacios donde los sujetos adquieren con mayor inmediatez la concreción del deseo, un grado alto de potenciación del placer y logran ser sujetos deseados. Se puede plantear entonces de esta forma una idea de sexualidad mediatizada, gracias al planteamiento de Deleuze (1989) sobre el Homo virtuales, lo cual ha dado origen a una transformación evidente de las representaciones del deseo.

A partir de esa amalgama entre el deseo y el temor surge una nueva figura epocal: el rechazo de lo real. No se trata evidentemente de que los sujetos, en forma individual, nunca hayan rechazado la realidad. Se trata de la socialización de ese rechazo. El rechazo de lo social se globaliza. Se instauran prácticas y discursos que constituyen imaginarios sociales respecto de la conveniencia de que el otro se mantenga a distancia. Si lo real incomoda, hay que liberarse, pero no trágicamente, sino de quien, equipado con un programa de realidad virtual, hace el amor con una computadora o a través de ella. En este caso la palabra “mediatizar” reviste dos sentidos que convergen. Por un lado, lo real se mediatiza porque se llega al cuerpo del otro sin poseerlo ni dejarse poseer. El contacto se establece por medio de líneas telefónicas, de avisos periodísticos, de audiciones radiales, de computadoras, de miradas o de contactos físicos superficiales y sin futuro. Y por otro lado se mediatiza lo real porque se accede al cuerpo del otro siguiendo
el modelo ofrecido por los medios masivos de comunicación. La primera puede denominarse mediación distanciante y a la segunda mediación estructurante. Lo real se borra en beneficio de la representación. Para una generación acostumbrada a digerirlo todo a través de mediaciones, resulta natural tomar distancia de la insoportable inmediatez de lo real. Importa más el símbolo de la ausencia que la presencia.

Se pueden implementar una serie de categorías para entender la construcción del deseo de manera virtual y la percepción de las imágenes como el nivel de verdad necesario para configurar pensamientos y comportamientos colectivos. Las categorías de ver mediático, función mediática y contenedores de memoria visual, se construyen como unidades de análisis de la interacción entre los sujetos y las imágenes, en los diferentes  procesos semióticos y visuales que tengan lugar dentro de una sociedad bien sea en presencia o en potencial presencia. Inicialmente el ver mediático responde a los condicionamientos sociales, culturales, morales e históricos que acompañan a los sujetos en sus intercambios con el deseo concebido por la virtualidad y con las imágenes. Esto quiere decir que existen una serie de criterios impuestos por el colectivo social para hacer uso e intercambiar con las manifestaciones del deseo individual y las dinámicas mediáticas propias de cada época. Esta forma de ver, de interpretar y de conceptualizar por parte de los sujetos, se basa en los requerimientos propios de los saberes, de los conocimientos y de las formas de control que circulan y se deben reproducir en un sistema social.

En cuanto a la noción de función mediática, esta responde a los usos y posibilidades que se pueden lograr con las imágenes y con el control del deseo de los sujetos. En la actualidad, las formas de deseo virtualizado permiten un mayor acceso a portales, a conductas y al tiempo establecido por los sujetos para interactuar en los diferentes niveles de la red. En espacios como el Facebook o el Messenger, los sujetos muestran, se exhiben, sugieren y abren la posibilidad de desear y ser deseados, incluso por personas potencialmente desconocidas. Es la globalización de la imagen, es un alcance inusitado de la presencia de los sujetos en diferentes espacios al mismo tiempo, es un consumo constante, inmediato y fugaz entre los sujetos que produce placer por su falta de compromiso, por su capacidad infinita de intercambios y porque en parte es un juego de roles, de identidades y de comportamientos de dos o más sujeto-objetos deseantes y deseados.

Haciendo referencia a la noción de contenedores de memoria visual, estos se entienden como unidades que sirven para orientar a los consumidores de imágenes, para reforzar el impacto de éstas y para producir una mayor recordación, ya sea esta por asociación, exageración, reiterada presencia o acompañamiento con otros elementos auditivos tanto en el caso de la política, como en el de la publicidad y los medios. En ellos se manifiestan las prácticas discursivas que nos bombardean diariamente, relacionadas con la necesidad de una vida fácil, con los estilos de vida que se vuelven estereotipos y con la estética consagrada por lo que entra por los ojos: la imagen como verdad, la imagen como deseo, la imagen como el único conocimiento posible de los sujetos y la imagen como controladora y orientadora de las conductas humanas. De la misma manera, si comparamos la modernidad con nuestra historia reciente, resulta posible hablar de un tipo de temporalidad diferente, manejada por la inmediatez y por la simultaneidad, por lo efímero y lo atemporal.

3. Conclusiones

En consecuencia es posible plantear la construcción de la verdad a partir de su relación con el poder y con su concreción en los imaginarios sociales. Un ejemplo concreto lo tenemos al reflexionar sobre los espacios virtuales y los medios informativos. En estos discursos observamos que la imagen ya determina en el pensamiento de quienes consumen un noticiero, un comercial o un reality la mayor carga de veracidad. Es quizá el encuentro con un plano concreto de realidad, con la posibilidad de presenciar hechos, situaciones o sencillamente tener una sensación de realidad que permite la tranquilidad de los sujetos y el establecimiento de una manipulación consensuada, abierta y sistemática.

Los sujetos manifiestan conductas, reproducen discursos y necesidades, así como constituyen saberes en torno a nuevas maneras de pensar, conocer y hablar del deseo y la imagen, gracias a las nuevas formas de sujeción, de acción sobre sí y sobre el otro. Un ejemplo de ello es la sexualidad, tomada como conjunto de prácticas y dinámicas de los sujetos, que da lugar actualmente a un sinnúmero de posiciones discursivas frente a la apertura, a otras condiciones, a otras opciones o a maneras diferentes de disfrutar y reconocer el cuerpo como territorio de placer compartido. Es el caso de discusiones actuales que tienen lugar en el discurso político (Congreso) donde se debate en este momento la ley que otorga beneficios patrimoniales a las parejas gay, discusión muy en boga en Colombia, y que permite reconocer que la sexualidad, el cuerpo y el deseo, aún son dominio de las leyes, del poder, de las ideologías y de las instituciones que orientan, determinan y limitan al sujeto en algo tan singular como sus preferencias sexuales y su posibilidad de ser para otro.

Este es tal vez un vivo ejemplo de cómo en cada época se advierten enunciados que circulan, controlan y configuran las formas de pensar y actuar de los sujetos. Frente a las posibilidades actuales que permiten los espacios virtuales y los medios como localizadores de las prácticas discursivas, sigue vigente la idea de un orden del discurso determinado por los trastocamientos, por las discontinuidades, por los procedimientos de exclusión internos y externos del discurso. Esto quiere decir que se ofrece una combinación amplia de modos de actuar y de sentir; se desplazan los mecanismos de control y de vigilancia, por un estético marco de lo necesario, lo útil y lo correcto; se imponen mecanismos de elección limitada, de organización y estructura de espacios, dinámicas y formas de representación de lo colectivo. Es así como en toda sociedad, la palabra según Foucault (1997) está controlada, seleccionada y distribuida por una suerte de procedimientos cuya función es conjurar poderes y esquivar la materialidad del discurso, podemos agregar en este caso, que gracias a las imágenes se configuran múltiples flujos de sentido y mecanismos de dominación del sujeto.

De manera que todo ello ha llevado a transformaciones en el caso de la comunicación a un enorme interés por el sujeto como marca y como testigo, haciendo de la imagen la verdad;  en el caso de los medios a encontrar en el sensacionalismo la estrategia de construcción de verdad y en el caso de los sujetos a preferir la virtualidad, el intercambio mediatizado por canales que acercan, inventan o permiten actuar sobre el otro, desde un cierto
anonimato. En consecuencia, nuestra época está condicionada por las prácticas enunciativas que circulan y se hacen verdad gracias a los imaginarios sociales. Los discursos sobre el deseo, el placer y el cuerpo encuentran la perfecta contradicción entre las restricciones y las permisiones, entre el deber ser y el poder ser. Todo lo anterior porque en su justa medida están controlados por las distintas disciplinas que establecen, imponen y reproducen los saberes desde el poder-saber y las formas lingüísticas de ese saber como la relación entre las prácticas discursivas y las no discursivas (imágenes) y el poder simbólico o real, propio de nuestra época.

Bibliografía

Baudrillard, J. (1987). “El éxtasis de la comunicación”. BAUDRILLARD et al. La postmodernidad. Barcelona : Kairós
Baudrillard J. (1978). Cultura y simulacro. Barcelona: Kairós.
Burke, P. (2005). Visto y no visto. El uso de la imagen como documento histórico. Barcelona: Editorial Crítica.
Deleuze, G. (1989).  Lógica del sentido. Barcelona : Paidós.
Deleuze, G. (1994). Mil mesetas. Capitalismo y ezquizofrenia. Valencia : Pre-textos.
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Mcluhan, M. (1969).  La comprensión de los medios como extensiones del hombre. México: Diana.
Sartorini, G. (1989).  Homo videns. La sociedad teledirigida. México: Taurus.

Notas

Categorías planteadas por la autora en el plan de la tesis doctoral La Cognición Mediática: la representación de nuestra época desde una nueva forma de conocimiento a través de los medios. (en proceso)

 

Sandra Liliana Pinzón Daza: Docente Asociada Universidad Jorge Tadeo Lozano. Facultad de Ciencias Sociales, Departamento de Humanidades, Bogotá, Colombia. Licenciada en Lingüística y Literatura. Magíster en Literatura Hispanoamericana. Doctora en Ciencias Cognitivas. sandra.pinzon@utadeo.edu.co

 

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«A partir de un enfoque histórico estructural, en este texto se articulan los niveles global y microeconómico para producir un diagnóstico sobre la emergencia de un distrito productivo audiovisual en Guadalajara, México».

Foto: Fernando Carranza García / Cuartoscuro.

Por Enrique E. Sánchez Ruiz

1. Introducción

Aquí describimos la emergencia de un distrito productivo, o clúster, de la industria audiovisual, en particular de la industria cinematográfica, en el área metropolitana de Guadalajara. Este polo de desarrollo del audiovisual contribuye, a su vez, al desarrollo económico estatal, además de al desarrollo cultural. Aclaramos que, si bien estaremos refiriéndonos a una industria cultural, nosotros ponemos aquí un acento principal en lo económico en este proceso y en las políticas necesarias para su consolidación.
En los últimos tiempos han surgido esfuerzos por “medir”, o determinar el valor económico de la cultura; tanto de la llamada “alta cultura”, como desde luego de las así denominadas “industrias culturales” (Siwek 2015; Piedras 2004; Michel 2002; UNESCO 2000). El descubrimiento del valor económico de la cultura, a su vez, ha llevado a la consideración de los medios de comunicación y otras industrias culturales como posibles ejes para proyectos de desarrollo económico (creación de riqueza, de fuentes de trabajo, etc.). Pero también ha conducido, por cierto, a desvirtuar el valor estético, cultural, cualitativo del arte, considerándolo ahora, principalmente, como mercancía. Pero en el capitalismo es prácticamente imposible que los productos culturales y estéticos se sustraigan de la órbita de las mercaderías. Hay ejemplos históricos de la generación de agrupamientos productivos geográficamente concentrados de una rama de la industria cultural, de los cuales el caso más notable ha sido Hollywood (Sánchez Ruiz, 2003). En los hechos, se generó un polo geográfico que eventualmente produjo sus propios “encadenamientos”, es decir, sus propias “cadenas productivas”1, que significaron precisamente la formación de ese agrupamiento productivo, o clúster, cinematográfico, pero que con el paso del tiempo cubrió todo el sector audiovisual, incluyendo la producción cinematográfica, televisiva, del video y, más en general, de la llamada “industria del entretenimiento” (Scott, 2004).

¿Qué es un clúster?

Esta es la castellanización del vocablo inglés cluster. Una traducción de cluster es “racimo”, aglomeramiento, o agrupamiento. A los clústers, en el sentido en que los referimos aquí, se les suele denominar “agrupamientos (o conglomerados, o complejos) productivos”2. Lo importante es la noción de red, de eslabonamientos, sinergias, finalmente de cooperación, aun en competencia. Se trata del desarrollo, dentro de una misma área geográfica, de un conjunto de firmas de una misma rama o sector económico, que compiten, y/o se complementan (por encadenamientos productivos), con lo que contribuyen significativamente al desarrollo regional, en virtud de complementariedades y sinergias que potencian sus operaciones individuales
y colectivas. La simple copresencia de firmas productivas de una misma rama, puede producir sinergias, o lo que Alfred Marshall señalaba como “economías externas”, o ventajas económicas no atribuibles a cada empresa individual, sino que surgen a partir del conjunto del agregado productivo, fruto del constante contacto e intercambio de los agentes económicos con su entorno (Becattini, 2002).
Hay dos dimensiones de un clúster, que se traducen en lo que los especialistas llaman economías de aglomeración, de escala y de tamaño (Globerman y Vining 2005): Una dimensión horizontal, que significa simplemente la coexistencia de empresas de la misma rama o sector. La copresencia de una serie de firmas que producen un mismo bien o proporcionan un mismo servicio es una condición necesaria, pero no suficiente, para que exista un agrupamiento productivo.
La otra dimensión es vertical, ya que se refiere precisamente a encadenamientos productivos del tipo insumo-producto; es decir, se desarrollan regionalmente empresas proveedoras, que surten las necesidades de otras. Esta forma de eslabonamientos “hacia atrás” y “hacia delante” se refiere a las llamadas “cadenas de valor”.

Medios audiovisuales y su “cadena de valor”

Será conveniente aclarar que, cuando hablamos de industria audiovisual, ya sea con respecto al cine o a la televisión o al video, nosotros aquí, de momento, ponemos cierto énfasis en el aspecto productivo, más que en la distribución o el del consumo (lo que no significa que se ignoren estas fases). Aquí nos importa hacer un recuento y una evaluación de si es posible que se esté desarrollando en el corto y mediano plazos una industria de la producción audiovisual, que eslabonada con sus cadenas de valor y de otros medios y ámbitos (cine, televisión, video, música), eventualmente estaría generando un complejo, conglomerado o clúster del audiovisual en el área metropolitana de Guadalajara.
Si bien el proceso de producción audiovisual se puede dividir en tres fases: preproducción, producción y postproducción, cualquier industria mediática a su vez se puede dividir analíticamente en tres etapas principales: la producción, la distribución y la etapa final de la exhibición/venta/consumo. De hecho, cualquier mercancía3 pasa por tales etapas, aunque quizás se podrían añadir otras (etapas y/o subetapas, como las de la producción), previas y posteriores. Desde el punto de vista económico, todo comenzaría con el financiamiento4.
El cine sigue siendo un sector clave de las industrias culturales contemporáneas, aun con las mutaciones que las tecnologías digitales están introduciendo en tanto mediaciones expresivas, y con las múltiples nuevas plataformas de distribución de los relatos audiovisuales, que ha hecho posible la digitalización y la convergencia tecnológica. El cine y la TV también cada vez están más integrados en un mismo “espacio audiovisual”. Ante el proceso de convergencia entre las tecnologías de información, las telecomunicaciones y las industrias culturales, se puede pensar que el eje para el desarrollo del sector de los “contenidos”, será una industria audiovisual consolidada. A su vez, consideramos que una base fundamental de una industria audiovisual sólida es el desarrollo y consolidación de la actividad cinematográfica.
Un clúster audiovisual en la Zona Metropolitana de Guadalajara Históricamente, ha habido en Guadalajara una historia de “coqueteo” con la industria y la creación cinematográficas. Desde la época muda del cine hubo algunos esfuerzos por producir (Vaidovitz, 1989). Julia Tuñón (1986) documentó los intentos durante los decenios del cuarenta al sesenta del Siglo XX por establecer una serie de empresas y grupos de producción cinematográfica alrededor de Guadalajara, el frustrado “Hollywood tapatío”. En los años sesenta y principio de los setenta, la aparición del Festival Internacional Guadalajara de cortometraje, que si bien solamente alcanzó para cuatro ediciones, propició que muchos pobladores de esta ciudad se aficionaran a la producción de cine, como reseña Pedro Matute (2008), pero tampoco pudo despegar algo más en serio que intentos de aficionados, si bien algunos de ellos interesantes.
A mediados de los años ochenta, en la Universidad de Guadalajara, desde el Departamento de Investigación Científica y Superación Académica (DICSA, cuyo titular era Raúl Padilla López) se creó el Centro de Investigaciones y Enseñanza Cinematográfica (CIEC), para lo cual contrataron al historiador más importante del cine mexicano, Emilio García Riera. La primera versión del CIEC contaba con una unidad de enseñanza de realización, de la que se encargaba el director hidrocálido Jaime Humberto Hermosillo. Uno de sus alumnos fue Guillermo del Toro, quien a los 21 años fue productor ejecutivo de Doña Herlinda y su hijo, de Hermosillo, y poco tiempo después realizó La Invención de Cronos, que le mereció varios Arieles. A partir del CIEC se generó la “Muestra del Cine Mexicano”, única durante un par de décadas y que en sus últimas versiones devino ya en festival cinematográfico de alcance iberoamericano, primero, e “internacional” después (Universidad de Guadalajara, 2005). El ahora Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG) se ha convertido en un referente cultural fundamental y, mediante acciones como la creación en 2003 del I Mercado de Cine Iberoamericano, ha servido para dinamizar los procesos de distribución de películas en el espacio de Iberoamérica; el Festival ha coadyuvado poco a poco –después de más de treinta años– como multiplicador para la generación en la propia ciudad de actividades cinematográficas, que podrían hacer convergir la ciudad en un polo de producción importante. En el caso de los largos y cortometrajes locales, cada vez más el Festival es una vitrina prominente. La propia Universidad de Guadalajara ha coproducido desde los años ochenta un buen número de películas. A través de los últimos decenios, se han creado en la Universidad dependencias relacionadas al cine, como Cinefusión, productora, o Latinofusión, distribuidora, aunque luego han desaparecido para dar lugar a otras. Además, a partir de 2011 estableció la U. de G. su estación de televisión abierta, Canal 44, misma que interactúa con las otras instancias de producción audiovisual. Recientemente, los medios audiovisuales de la Universidad se vincularon operativamente en el Sistema Universitario de Radio, Televisión y Cinematografía.
Más en general, en la U. de G. y otras universidades locales, ha habido desarrollos en el campo del video, que han redituado varios premios nacionales e internacionales. A través de los años, diversas escuelas de ciencias de la comunicación de la ciudad, señaladamente el ITESO y el ITESM así como el Departamento de Imagen y Sonido del Centro Universitario de Arquitectura y Diseño (CUAAD, U. de G.) y el Centro de Arte Audiovisual (CAAV) han egresado personal con inquietudes y capacitación audiovisuales, de tal manera que han participado desde hace ya varios años en muestras y festivales nacionales e internacionales (Rodríguez 1996). Además, han surgido algunas escuelas específicamente de cine en la ciudad. En el directorio La Brújula (2016) hay registradas 15 escuelas de cine y de video5. A este personal especializado para cuya formación contribuyen las escuelas locales, podríamos añadir muchos tipos de actividades especializadas y complementarias, creativas y/o técnicas (guionistas egresados de carreras de letras, músicos, especialistas en animación computarizada, muchos otros quehaceres técnicos), los cuales ya están siendo contemplados en los currículos de carreras existentes.
Dentro del Festival Internacional, se han integrado actividades de formación: desde 2008 se comenzó a realizar el llamado Talent Campus (ahora llamado “Talents Guadalajara”), donde algunos especialistas reconocidos realizan talleres de actuación, dirección, dirección de fotografía, diseño sonoro, edición, guion, producción, etc.
El “capital humano” fundamental, entonces, se está desarrollando y acrecentando, lo que se nota en los registros del directorio que acabamos de mencionar (La Brújula 2016). El área metropolitana de Guadalajara parece contener ya un número importante de las ocupaciones, oficios y personal, directa o indirectamente involucrados en el proceso de preproducción –producción– posproducción audiovisual: guionistas, personal de casting, actores, dobles, productores, directores, asistentes de dirección, continuistas, documentalistas, directores y asistentes de fotografía, directores de arte, vestuaristas, maquillistas, escenógrafos, compositores y músicos, editores, sonidistas, etcétera.
Entonces, el argumento cuantitativo del paulatino crecimiento de la magnitud y proporción de personal en la industria audiovisual va adquiriendo otras dimensiones al tener en cuenta aspectos cualitativos como, por ejemplo, el que las realizaciones del personal que labora en la Perla Tapatía comienzan a ser poco a poco distribuidas y exhibidas y, aun más, han sido aceptadas o invitadas, e incluso premiadas, en algunos festivales importantes, tanto nacionales como extranjeros.

Del “capital humano” a otras formas de capital

En una representación simplificada de la cadena de valor de la industria audiovisual, desde un punto de vista estrictamente económico esta comenzaría con las inversiones necesarias. No voy a hacer una exposición detallada del capital financiero disponible que hay en la zona metropolitana de Guadalajara, pero siendo la segunda metrópoli en el país, podemos suponer que hay algunos excedentes que pueden dedicarse a invertir en la producción cinematográfica. Recordemos que en nuestro país los registros históricos muestran que la inversión privada en cine suele ser bastante escasa, y que es en realidad lo que invierte el gobierno federal lo que ha mantenido viva a la industria (Sánchez-Ruiz, 2012; Imcine 2014). Sin embargo, el estímulo fiscal denominado “Eficine 189” suele motivar a algunos inversionistas privados a poner algo de dinero en la producción de películas (Mundo Ejecutivo, 2017), además de los complementos que pueden obtenerse por la vía de otros programas de apoyo, especialmente del Imcine. El Eficine 189 se trata de:
un estímulo fiscal para los contribuyentes que otorga el Artículo 189 de la Ley del Impuesto sobre la Renta y que apoya la producción o postproducción de largometrajes de ficción, animación y/o documental; así como la distribución de películas. A través de Eficine, los contribuyentes que inviertan en proyectos cinematográficos en México pueden obtener un crédito fiscal, equivalente al monto de su inversión, contra el impuesto sobre la renta en el ejercicio en el que se determine el crédito (Imcine, 2014).
Entre los otros estímulos que brinda el Imcine, además de escritura de guión y desarrollo de proyectos, los más importantes son el Fidecine y Foprocine. El primero, “Fondo de Inversión y Estímulos al Cine, es un fideicomiso de apoyo a la producción, postproducción, distribución y exhibición de largometrajes (de 75 minutos o más) de ficción y/o animación que otorga apoyos vía capital de riesgo y créditos.” (Imcine, 2014). El segundo es similar, pero éste es para propiciar películas de buena calidad. Poco a poco, la combinación de estos estímulos y otros, han propiciado una reactivación en la actividad de producción de la industria mexicana de cine.
También en Jalisco se ha notado un creciente interés por producir (Montesinos, 2014). Quizás un ejemplo de participación exitosa de un inversionista privado en el cine, sea el caso de Jorge Vergara, quien desafortunadamente no ha continuado ligado con esta industria. En 1999 Alfonso Cuarón le propuso que apoyara financieramente la película Y tu mamá también, cosa que logró estableciendo Producciones Anhelo. Se sabe muy bien que este largometraje resultó muy exitoso, en términos de taquilla, de crítica y de premios. Anhelo siguió coproduciendo películas como “El espinazo del diablo asociado con las productoras Tequila’s Gang (de Guillermo del Toro) y El deseo (de Pedro Almodóvar). Anhelo también produjo Crónicas, de Sebastián Cordero. Pero posteriormente Vergara dejó de invertir en el cine. Pudiera ser que se le convenciera de regresar. Por otro lado, en Guadalajara hay apoyos económicos de instituciones interesadas, como la propia Universidad de Guadalajara, así como el Gobierno del Estado, mediante la Secretaría de Cultura y la Comisión de Filmaciones del Estado de Jalisco.

Otra infraestructura

En 2010 se anunció con bombo y platillo, por parte del gobierno de Jalisco, la inauguración del llamado Chapala Media Park, augurado como el “Hollywood jalisciense”. A poca distancia del área metropolitana de Guadalajara, se le podría considerar como parte de un clúster regional, que incluiría municipios cercanos al Área Metropolitana de Guadalajara, como el de Chapala. A pesar de contener por lo menos un foro de grandes dimensiones y facilidades para pre- y post-producción, la fortaleza del Chapala Media Park es la animación y el diseño digital (Los inquilinos del Chapala Media Park, 2011). Así, se han establecido ahí empresas que a eso se dedican, como Gyroscopic Studios o Kaxan Media Group.
Otro complejo que complementará al Chapala Media Park, será el de la llamada Ciudad Creativa Digital (CCD), que está en vías de establecerse (después de varios años –al escribirse esto– desde que el entonces presidente Felipe Calderón Hinojosa presentó la idea ante miembros de su gabinete y las autoridades jaliscienses, encabezadas por el entonces gobernador, Emilio González Márquez). Si bien las expectativas levantadas han sido muy grandes, alrededor de la generación de un clúster de las tecnologías digitales y sus productos, el problema ha sido la tardanza en la cristalización del hub digital, que se supone atraerá capitales tanto nacionales como extranjeros y que articulará actividades económicas (Martín, 2015).
En 2005, por iniciativa de la Universidad de Guadalajara, pero con el apoyo de un grupo de cineastas, se constituyó la Academia Jalisciense de Cinematografía, A.C., la cual buscaría apoyar los esfuerzos locales e independientes. La acción más importante que han realizado es la solicitud al gobierno del estado para la creación de un Fideicomiso para la Producción de Cine de Calidad en Jalisco (Durán 2009). En 2010, se formó un Consejo Coordinador de la Industria Cinematográfica y Audiovisual de Jalisco (CCICA), que agrupaba alrededor de 20 empresas de cine, animación, televisión y videojuegos.
El otro organismo que se creó fue la Comisión de Filmaciones del Estado de Jalisco, misma que se reactivó en 2012:
La Comisión de Filmaciones del Estado de Jalisco (COFIEJ) es un fideicomiso público que tiene como Objeto General detonar el desarrollo de una infraestructura cinematográfica, audiovisual y de publicidad en el Estado de Jalisco, así como impulsar que el territorio jalisciense sirva como escenario para el desarrollo de estas actividades (http://www.filmaenjalisco.com/#pnosotros).
De hecho, prácticamente no hay una ciudad importante en el mundo que no tenga ya desde hace mucho tiempo una “Film Commission”, precisamente para atraer filmaciones externas e, incluso, extranjeras (Martínez, 2003). En este tipo de actividad, además de que se propicia cierta derrama económica por los gastos que se efectúan en la realización, se pueden condicionar algunos apoyos a la utilización de elementos locales, tanto en el aspecto técnico como en el de talento, lo que propicia que se lleven a cabo aprendizajes tanto individuales como colectivos, que a su vez redundan en el desarrollo de aspectos locales de la industria audiovisual. De hecho, esto sucedió en varias ciudades de Canadá, donde atraían el rodaje de largometrajes o de series de televisión, y poco a poco comenzaron a desarrollar cuadros especializados, en una industria audiovisual propia. Complementariamente al tema que nos ocupa, es evidente que el estado de Jalisco tiene muchos lugares que sirven y han servido como locaciones, con o sin la mediación de la comisión fílmica local o de la nacional. El gobierno de Jalisco creó un fideicomiso para apoyar económicamente las filmaciones que se desarrollen en el estado, con un fondo de 17 millones de pesos para 2015 y que creció en 2016 a 25 millones de pesos (“Cineastas demandan transparentar procesos”, 2014; Rivera, 2016).
 

Distribución y exhibición

En principio, la información que hemos compartido hasta aquí sobre lo que constituye la producción audiovisual en el área metropolitana de Guadalajara, nos deja una muy buena impresión sobre el distrito industrial que vemos desarrollarse en el área metropolitana de Guadalajara y sus alrededores. Confirmamos que efectivamente se está conformando un polo de la producción fílmica en esta zona del país. Sin embargo, quedan dos fases fundamentales en la cadena de valor, que están altamente concentradas y es difícil remontar este obstáculo para la realización del producto cinematográfico, aun para la cinematografía nacional. Se trata de la distribución y la exhibición.
El de la distribución es un mercado altamente oligopolizado a nivel mundial, pues en casi todos los países del mundo capitalista lo controlan casi en exclusiva las seis grandes transnacionales que constituyen la Motion Picture Association of America (MPAA): Disney, Paramount, Sony Pictures, 20th Century Fox, Universal y WB, llamadas “las majors”. Veamos el Cuadro 1, donde se muestran los datos de la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica (Canacine), sobre los ingresos en taquilla de las empresas distribuidoras en México, en 2015:
Vemos que las “majors” dan cuenta del 80% de los ingresos en 2015. Videocine, subsidiaria de Televisa, quizás  en realidad se debería considerar en el caso de México una más de las “majors”. Incluyendo a ésta, entonces, tenemos casi el 90% (88%) de los ingresos por la distribución de películas en nuestro país.
A pesar de que el directorio La Brújula que mencionamos antes, tiene 35 entradas en el rubro de distribuidores, incluyendo las once del cuadro, una producción local tiene que optar por un rango muy estrecho de opciones para que se distribuya y se exhiba su película. Este cuello de botella de la distribución, aunado con el oligopolio de la exhibición cinematográfica en México, hace que se tengan que buscar salidas en las empresas pequeñas, luchando por participar en festivales, y por salir pronto por las otras “ventanas” del cine: la televisión de paga, el VoD (Video on demand), las nuevas modalidades de repositorios en internet (streaming), como Netflix o Filmin Latino, etc.
El caso de la exhibición cinematográfica tradicional en México es de una mayor concentración en términos de que dos grandes empresas controlan casi todo el mercado: Cinemex y Cinépolis, que cubren el 95% de las salas en el país en conjunto. Tenemos, entonces, un enorme escollo en la distribución y exhibición cinematográficas en el país, para los productores mexicanos en general y para los tapatíos más en particular. En Guadalajara se hacen algunos esfuerzos por exhibir en salas locales. Como es de esperarse, el Cineforo de la Universidad de Guadalajara ha hecho algunos esfuerzos por darle cabida a los productos locales. Así, en 2012 presentó la “primera Muestra del Cine Jalisciense” que exhibió 15 largometrajes, cinco documentales y diez ficciones. Como suele suceder con los “eventos” de la Universidad de Guadalajara, esta muestra creció y se convirtió en “La gran Fiesta del Cine Mexicano”, que sin embargo continuó exhibiendo una gran proporción de filmes locales. Por ejemplo, en 2015 hubo 14 largometrajes jaliscienses (“Inicia la gran fiesta del cine mexicano”, 2015). En 2013 comenzó un grupo independiente la Muestra de Cine Independiente Xalisco (MIAX), que incluyó en la edición 2016 a 35 filmes de Jalisco (largos y cortos), de los cuales 11 son de mujeres (“Miax reune 35 creadores de cine jaliscienses”, 2016). Es muy positivo que existan estas ventanas para dar a conocer lo que se hace en el estado de Jalisco (que por la propia centralización, sabemos es principalmente del área metropolitana de Guadalajara). Pero estos festivales y muestras solamente permiten una o dos funciones para cada producto. Por eso, es muy importante que nuestros artistas y productores audiovisuales volteen la mirada a los caminos alternativos al tradicional de la sala de cine.
En los años ochenta, Emilio García Riera comentó en una entrevista periodística que la “era Lumiere” había terminado ya, cuando se estaba generalizando el uso del videocasete para ver películas. Es importante que quienes laboran en la industria audiovisual cambien un aspecto cultural, que le otorga la mayor importancia al consumo del “cine en el cine”, es decir en las salas de cine. Hoy en día los hábitos del público están cambiando y será cada vez más posible dejar de depender de las distribuidoras y salas de exhibición, altamente concentradas, para darle salida a los productos audiovisuales. Por ejemplo, hasta hace no mucho tiempo que la televisión era el medio en el que más consumían los mexicanos películas cinematográficas. En una encuesta que encargó hace unos años el Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine, 2010), el 73% de los mexicanos que respondieron veían las películas en la televisión, por 63% que lo hacían en las salas de cine (por cierto, las respuestas no eran mutuamente excluyentes). Sin embargo, continúan cambiando los hábitos, especialmente entre quienes tienen acceso a Internet y especialmente los jóvenes, hacia el consumo de Netflix (Regeneración, 2016) y similares, donde ven ya casi indistintamente, largometrajes cinematográficos, series de televisión y otros géneros y formatos audiovisuales. Entonces, vemos que las últimas dos fases de la cadena de valor de la industria audiovisual sí son salvables y todo el aparato que hemos visto que se ha conformado en el área metropolitana de Guadalajara, en el aspecto de la producción, seguramente tiene vías de realización final entre públicos diferenciados, en las diversas pantallas.

Colofón

Consideramos muy importante fundamentar una política pública integral, que considere la posibilidad de la generación de las articulaciones o eslabonamientos pertinentes para que el clúster audiovisual llegue a existir. Cuando nos referimos a las industrias culturales, se trata de la conjunción de dos aspectos fundamentales de la vida humana: el desarrollo económico y el desarrollo cultural.  Guadalajara tiene ya elementos de sobra para comenzar a consolidar el “cluster” audiovisual y, quizás, más ampliamente, cultural. Con visión de emprendimiento (entrepeneurship, como le llamaba Joseph Schumpeter a lo que finalmente es capacidad de innovación), si se pone a trabajar orgánicamente el talento que, todos sabemos, existe en Guadalajara, acompañado y, quizás, en algún sentido “orquestado” por políticas públicas apropiadas, este distrito industrial audiovisual se llegará a consolidar.
Si tenemos en cuenta que la televisión actual –y futura– está cada vez menos limitada en el número de canales que pueden transmitirse, que por el desarrollo tecnológico cada vez son más las opciones a través de las nuevas modalidades de televisión (la gratuita y la de paga, la llamada generalista y las de especialidad), nos daremos cuenta de que hay cada vez más necesidad de programas: informativos, de entretenimiento, de “realidad”, de ficción, de intención masiva o enfocados sobre “nichos” particulares de población, etc. No olvidemos que el cine y la TV están cada vez más integrados en un mismo “espacio audiovisual”. Recordemos además que desde hace muchos años el cine se ha constituido en un “género cinematográfico importante”, al contarse entre los primeros lugares en términos de la oferta programática televisual (Sánchez Ruiz, 2000). En la televisión de paga, las películas ocupan el primer lugar en la oferta de programas. Además, a todo esto se suma la llamada “convergencia digital”, que se puede resumir actualmente en las posibilidades presentes y futuras de la Internet para transmitir simultáneamente imágenes, y sonidos, información, etc. Es decir, las necesidades de la “autopista de la información, de la educación y el entretenimiento” en términos de contenidos a ser vehiculados, son ya enormes.
Y estas necesidades se suelen satisfacer principalmente con importaciones. Es importante y urgente que se generen en nuestro país más polos de producción audiovisual, comenzando con aquellos que ya dieron algunos pasos al respecto, entre los cuales el clúster de la zona metropolitana de Guadalajara sería el más avanzado.

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Notas

1.- Generación de cadenas de insumos/servicios/aprovisionamientos.
2.- Hay muchas expresiones (aproximadamente) sinónimas, como distritos industriales, parques industriales, polos de desarrollo, “tecnopolos” o tecnópolis, redes de valor competitivas, sistemas complejos adaptativos, milieux innovateurs, agrupamientos industriales, productivos o competitivos, etcétera. Aquí no es nuestro deseo entrar en disputas teórico-ideológicas que a veces son banales, así que preferimos usar la conjunción, en lugar de una disyunción, a modo de “síntesis creativa” (Ver Sánchez-Ruiz, 1992).
3.- Aunque insistiremos posteriormente aquí, y lo hemos hecho en muchos otros lados, que los productos culturales (películas, programas televisivos, libros, revistas, discos, etcétera) no son ni pueden reducirse a “simplemente mercancías”, porque son también propuestas de sentido y suelen ser también mediaciones expresivas estéticas. Pero debemos aceptar también su carácter de mercaderías en la sociedad capitalista.
4.- Dado que hablamos de industrias culturales, desde otro punto de vista todo comenzaría con una idea, o con una inspiración, o con un proceso creativo. Pero, de nuevo, recordemos que aquí analizamos la dimensión económica.
5.- Por cierto, en el directorio de la página web de la Comisión Mexicana de Filmaciones, en la entrada sobre “publicaciones de la industria” (http://www.comefilm.gob.mx/ligas/publicaciones-de-la-industria/), la única publicación mexicana incluída es La Brújula. Directorio de Producción Audiovisual, de la ciudad de Guadalajara. Esto muestra el interés de grupos tapatíos por la industria y sus componentes. Este directorio, ya muy amplio y de gran utilidad, comenzó como un trabajo escolar en el ITESO.
Enrique E. Sánchez Ruiz Universidad de Guadalajara. Departamento de Estudios de la Comunicación Social, CUCSH.

 

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http://mexicanadecomunicacion.com.mx/rmc/2018/02/07/el-audiovisual-y-el-desarrollo-economico-regional/feed/ 0
Las redes sociodigitales: Nuevos espacios gestores de la opinión pública http://mexicanadecomunicacion.com.mx/rmc/2018/02/07/las-redes-sociodigitales-nuevos-espacios-gestores-de-la-opinion-publica/ http://mexicanadecomunicacion.com.mx/rmc/2018/02/07/las-redes-sociodigitales-nuevos-espacios-gestores-de-la-opinion-publica/#respond Wed, 07 Feb 2018 18:36:26 +0000 http://mexicanadecomunicacion.com.mx/rmc/?p=24246 De los mensajes de unidad al reclamo de los usuarios.

«Las redes sociodigitales son caldos de cultivo de manipulaciones, pero también  constituyen sitios para la oposición, el diálogo y la confrontación. La campaña #AbrazaMéxico y las reacciones que provocó en redes sociales demuestran que no todos los usuarios de éstas somos susceptibles de intentos por guiar y moldear la opinión pública. También existe un público ‘raciocinante’.»

Foto: Saúl López / Cuartoscuro.

Por Alexia Cervantes

Según el filósofo y sociólogo alemán Jürgen Habermas, la opinión pública se construye a través del dialogo entre los sujetos, la contraposición de ideas y el debate, pero también, señala, “la opinión pública se puede guiar, inducir y manipular como una especie de control social” (1981). La arena en donde tienen cabida estos procesos es lo que conocemos como espacio público; aquel sitio en donde se crea, se manifiesta y se moldea el vox populi, y en donde además existe una lucha incesante de muchos actores por ejercer influencia y por determinar ‘lo correcto’ o ‘lo verdadero’ para el resto.

Dicho esto, en el sentido habermasiano pudiéramos considerar, en toda la extensión, como nuevos espacios públicos a las redes sociodigitales que se desarrollan gracias a la Internet, pues al tiempo que permiten el diálogo y la confrontación de puntos de vista, también son hervidero de intentos de manipulación que pretenden guiar e implantar posturas ideológicas, modas y hasta estilos de vida.

Aterrizando la teoría a la realidad, conviene traer a cuento que a principios de este 2017 la presidencia de la república lanzó una fuerte campaña en medios tradicionales como la radio, pero también en Internet, –con gifs, infografía, vídeos y mensajes– en Twitter y Facebook para defender y justificar el gasolinazo. Más recientemente se repitió dicha estrategia para apoyar la figura del presidente Enrique Peña Nieto de cara a los conflictos que plantea para México el nuevo mandatario de Estados Unidos, Donald Trump.

Ahora bien, además de los intentos gubernamentales por guiar los dimes y diretes al respecto, se presentaron tentativas de contención de la opinión pública contestataria, por parte de otros actores sociales. Sin contar a los bots y trolls cuyo uso frecuente en el gobierno ha sido documentado por diversos activistas sociales (1), a principios del mes de febrero de este año, por ejemplo, el semanario de prensa rosa, EstiloDF, lanzo en redes sociales la campaña #AbrazaMéxico, que según argumentan es por iniciativa propia y no por encargo, pero que justamente incita a apaciguar las quejas por el aumento del precio de los combustibles y a olvidarnos de Trump y sus amenazas.

El portal web de EstiloDF adjudica la elaboración de la campaña a tres integrantes de su equipo de producción, ellos son: Javier Mendoza, Francisco Riveroll, y Regina Bautista, quien señala en su cuenta de Twitter, también es colaboradora en el portal web de la entrevistadora Adela Micha. Estos personajes, dicen, idearon #AbrazaMéxico para “(…) unir a los mexicanos mediante la voz de algunas de las personalidades más destacadas de la farándula nacional” como Regina Murguía, Gonzalo García Vivanco, Christian Chávez y Adela Noriega, por mencionar algunos.
En un video de poco más de tres minutos actores y actrices, muchos de ellos distinguidos por sus participaciones en Televisa, invitan a no protestar por el gasolinazo, a dejar de quejarse por “lo que el presidente hace o no hace, dice o no dice”, y sugieren, mejor, viajar por México, por sus playas; afirman que si bien la situación es difícil “vivimos en el cuerno de la abundancia”.

Y aunque muchos dirán que la aparición de este tipo de mensajes, ciertamente, ya no causa sorpresa dada su constante aparición, la genialidad del asunto es que ahora existe la posibilidad de responder a estos, aunque sea como método de catarsis. Con las redes sociodigitales se permite la aprobación o desaprobación verbal o textual de estos mensajes que por la misma vía intentan convencernos de tal a cual cosa. Muchos toleran pero otros más hacen visible su reclamo; es aquello que Habermas llamó la opinión “raciocinante” que se niega a aceptar la manipulación.

Así pues, en Twitter diversos sujetos comenzaron a cuestionar, analizar y reprobar la campaña #AbrazaMéxico:

• @CronistaDelMame señaló “¡Cuánta frivolidad, pendejez y ausencia de reflexión!”
• @Chelawuera escribió “#AbrazaMéxico “Olvidemos a las 29 mil personas desaparecidas pero pensemos en nuestras lindas playas” #NOMAMEN”
• @GaribayMd sentenció “aunque haya gasolinazo, la burocracia gaste como jeques, gobernadores robando sus estados, gente muerta x (sic) el narcotráfico pero eso si #abrazamexico”.
• Y @makikuroneko dijo “la campaña #AbrazaMexico muestra lo bonito que se ve México desde la punta del privilegio. Ese no es el México que todos viven goey (sic)”, por mencionar a algunos de los usuarios que externaron su descontento.

Estos mensajes, a su vez, dieron paso a más comentarios de otros usuarios que se sumaban a su postura y reflexionaban en torno a la pertinencia de #AbrazaMéxico en medio de la crisis de representatividad del actual gobierno y siendo México un país violento, con altos índices de marginación y desigualdad social. La campaña, en instantes, se fue hasta el fondo.

Dicho esto, podemos reflexionar y tomar el ejemplo como una pequeña muestra de que, si bien los espacios digitales son escenarios propicios para manipulación y moldeamiento de opiniones públicas a favor de intereses particulares, también pueden constituir un paraje para el intercambio, el contrapeso a discursos oficialistas y la confrontación de ideas que, bien vale la pena aclarar, no necesariamente nos pueden llevar a conclusiones más sensatas sobre el bien común, pero sin duda fortalecen la opinión pública como construcción social colectiva y no como una imposición.

El reto está en propiciar el ejercicio de la deliberación ciudadana en el entorno digital, y desde luego, en aprender a no dejarnos llevar por mensajes hechos a modo, noticias falsas o a medias que pretendan distorsionar la realidad en favor de intereses particulares. El asunto, pues, es no dejar que los bots, los trolls y la posverdad nos ganen.

Bibliografía

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Lombana, B. (2017). Estilo DF Weekend Abraza México. EstiloDF. Retrieved 28 February 2017, from http://www.estilodf.tv/sin-categoria/estilo-df-weekend-abraza-mexico/

Notas

Según informaciones del ciberactivista Alberto Escorcia, El uso de redes con falsos usuarios de internet empezó en las campañas para la elección presidencial de 2012 y se ha mantenido constante. Ver: http://terceravia.mx/2016/08/caso-alberto-escorcia-interactivismo-la-tecnocensura/

Alexia Cervantes es estudiante de la licenciatura en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma Metropolitana. Radialista, colaboradora de la serie emblemática El Fin Justifica a los Medios y reportera en Radio Educación. Twitter: @AlexCervantesD

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http://mexicanadecomunicacion.com.mx/rmc/2018/02/07/las-redes-sociodigitales-nuevos-espacios-gestores-de-la-opinion-publica/feed/ 0
Tecnología que cambia la televisión http://mexicanadecomunicacion.com.mx/rmc/2018/02/07/tecnologia-que-cambia-la-television/ http://mexicanadecomunicacion.com.mx/rmc/2018/02/07/tecnologia-que-cambia-la-television/#respond Wed, 07 Feb 2018 17:56:36 +0000 http://mexicanadecomunicacion.com.mx/rmc/?p=24238 Más jóvenes entre 18 y 34 años abandonan la pantalla chica

La televisión tradicional está amenazada por las nuevas tecnologías. Estudios recientes revelan que los niños, adolescentes y una gran cantidad de jóvenes la consumen cada vez menos, al igual que otros medios ‘de antes’. Sin embargo, lo paradójico es que la TV aún puede presumir sus grandes convocatorias de audiencias millonarias en eventos especiales como el Mundial de futbol soccer que en el 2014 en Brasil consiguió que mil millones de personas vieran el partido final entre Alemania y Argentina y según la Federación Internacional de Futbol Asociado (FIFA) y Kantar Media, 3 mil 200 millones cuando menos presenciaron algún fragmento de un partido.

 

Foto: Misael Valtierra / Cuartoscuro.

Por  José Luis Esquivel Hernández

 

Otro de los deportes multitudinarios en Estados Unidos que, además, permiten a la TV cobrar bien cobrados los anuncios, es el futbol americano, objeto de una enorme atención por parte de las masas sobre todo al jugarse el famoso Super Bowl que en febrero de 2016 fue visto por una tercera parte de la población norteamericana y por decenas de millones de otros países, incluidos unos 15 millones en México.

En 2015 –e igual en 2016 y 2017– el Super Bowl arrasó con las audiencias, pues hace tres años tuvo un público de 114.4 millones solamente en Estados Unidos de una población de más de 320 millones de habitantes. Y si a tal cifra se le agregan los televidentes de otros países, el público se eleva a entre 160 y 170 millones de personas frente a la llamada “pantalla casera”, aunque ahora pueda verse en los modernos teléfonos móviles y otros dispositivos.

Increíblemente muchos medios tradicionales aún tienen vida. En México las encuestas de preferencias de consumo noticioso y de entretenimiento aún encumbran a la TV como la reina de los medios. También lo avala el destino millonario de la publicidad y propaganda política.  A pesar de todo, las tecnologías de punta están poniendo contra la pared, poco a poco, a la TV tradicional, pues una nueva generación de jóvenes ve menos televisión y utiliza más los aparatos inteligentes para tener acceso a una Internet que consigue diversión, información e intercambios personales, de acuerdo con el periodista de la ciudad de México, Sergio Sarmiento. Por eso la televisión abierta, principalmente, está declinando.

La primera noticia al respecto fue difundida por el diario USA Today desde el martes 30 de abril de 2013 y en el 2016 Televisa ha admitido que la crisis por la que atraviesa está identificada en su origen: “Las apps son el futuro de la televisión…” Esa es la visión de Reed Hastings, presidente y cofundador de Netflix.

Y el viernes 20 de febrero de 2015 leímos su complemento: “Los jóvenes ya no ven televisión, pues según revela un estudio de Estados Unidos, cae la audiencia en el segmento de 18 a 34 años por el uso de streaming y smartphones”. Muchos de ellos ya no tienen los aparatos tradicionales sino que han volcado sus ojos en los teléfonos celulares principalmente o, si acaso, en las computadoras. La tele ya no es lo que era. Y por eso ya tenemos la primera generación de nativos digitales que vive al margen de ella y ve más videos en YouTube e Internet a la hora que le da la gana o cuando puede. Bienvenidos al futuro.
Los datos duros de 2017 así lo señalan, pues Nielsen estima que en Estados Unidos un joven de entre 18 y 24 años usa su smartphone (SmPh) 19 horas a la semana y solamente ve TV durante 14 horas, contra los mayores de 65 años que invierten 48 horas y media en la TV y 4 horas en el SmPh. Pero lo interesante del caso es que la inmigración al video digital es generalizada y no solo de las nuevas generaciones.

De acuerdo con un ensayo de la compañía en su sitio de la red, “en las próximas décadas y en todo el mundo, la televisión por Internet reemplazará a la televisión lineal (programada), pues las apps sustituirán a los canales; los controles remotos desaparecerán y las pantallas proliferarán. Es un hecho que la TV por Internet crece de millones a miles de millones, pues Netflix, HBO y otras están marcando el camino”.

El ensayo con la visión de la compañía fue presentado después de que Netflix anunció que había conseguido más de dos millones de nuevos clientes en Estados Unidos en el primer trimestre del 2013. A nivel mundial, Netflix decía tener 36.3 millones de clientes, de ellos 29.2 millones en la Unión Americana. Y en el 2017 ya había llegado a cien millones con una gran tasa de crecimiento anual.

La competencia va en serio precisamente porque el dinero en abundancia ha hecho que Netflix acredite más y más el servicio de video por Internet y expanda su programación original al comprar los derechos de series populares de canales de cambio como Breaking Bad y American Horror Story, además de invertir en 2017 unos 6 mil millones de dólares para producir setenta shows originales. Pero también han contribuido a esta novedad Amazon.com Inc, Yahoo Inc, Apple y YouTube de Google ofreciendo series solo por la red como alternativa de la TV de paga. Y todavía falta ver cómo se moverá Facebook en esta dirección, pues no se espera que siga de brazos cruzados.

“Netflix es el enemigo público número uno”, se oyó decir en una junta a mediados de 2017 a Bertt Salke, el CEO de FOX 21, y lo repitió en la demanda contra su competidora porque esta se “pirateó” a Tara Flyn, una de sus productoras estrella.

De hecho una noticia impactante ya había sacudido al mercado a mediados de octubre de 2014 cuando Leonardo DiCaprio se asoció con el servicio de video en línea Netflix para producir un documental sobre los gorilas de África. El actor es uno de los productores de Virunga, un filme que, de acuerdo con Netflix, tiene tanto de periodismo de investigación como de documental, pues el parque que lleva ese nombre es el último santuario en el mundo de los gorilas de montaña, cuya población no supera los 800 primates, y por eso el equipo se concentró en los confines de la República Democrática del Congo, Ruanda y Uganda para dejar testimonio de este trabajo fílmico.

El documental Virunga, dirigido por Orlando von Einsiedel, presenta en el Congo a un equipo de guardabosques, atrapados entre los cazadores furtivos y los intereses económicos en el parque nacional más antiguo de África. La película se estrenó en salas de Nueva York y Los Ángeles, así como en las páginas de Netflix.

El paso de la TV lineal (la que se sintoniza de acuerdo con la programación de la compañía) a las apps ya ha empezado, afirma Hastings, señalando que los prestadores de servicio de TV tradicional de paga ya están ofreciendo apps a sus suscriptores para ver su programación en todas partes, imitando a los canales individuales y de servicios como Netflix y HBO. “Las cadenas existentes, como ESPN y HBO, que ofrecen asombrosas apps, tendrán más televidentes que en el pasado, y tendrán más valor. Las cadenas existentes que no desarrollen apps de primera clase perderán auditorio e ingresos”, señala el ensayo, que no ha hecho más que coincidir en el debate que sostienen grupos de académicos y estudiosos de todo el mundo acerca del futuro de la TV que conocemos hasta hoy.

La noticia del 20 de febrero de 2015 es contundente: “El cambio en conducta es increíble”, ha dicho Alan  Wrtzel, director de investigación de audiencias de NBC Universal. En la era de los dispositivos móviles y Netflix no es sorpresa que la televisión esté perdiendo relevancia entre el público joven, pero la aceleración repentina es alarmante incluso para los analistas más experimentados. “El uso tradicional de la televisión que ha ido en descenso entre los receptores de 18 a 34 años a un ritmo aproximado de 4 por ciento anual desde el 2012, cayó a 10.6 por ciento entre septiembre de 2014 y enero de 2015”, escribió Claire Atkinson en el periódico The New York Post.

Si se mantiene la tendencia de la televisión como algo pasado de moda, las implicaciones para la industria de los medios será enorme, posiblemente ocasionando un cambio radical en el mercado de la publicidad televisiva de 80 mil millones de dólares en 2017, y por eso ahora la inversión en anuncios está destinando más dinero a lo digital, pues los espectadores de la llamada “Generación del Milenio” ven contenido en línea de Nextflix, Amazon Prime, Hulu, HBO Google y otras fuentes de streaming.

La investigación de mercado arrojó un incremento del 22 por ciento de un año a otro en la audiencia de servicios de suscripción en el 2014, y un aumento del 26 por ciento de público que ve muchos episodios seguidos de un mismo programa ‘bingeviewing’. El consumo de contenido en línea es más alto que nunca. Y los medios tradicionales que no se adaptan a estas nuevas circunstancias tecnológicas, están llenando el cementerio de antigüedades. El futuro cada vez es más digital, interactivo y en pantallas distintas a la TV que se están quedando para los viejitos y analfabetas tecnológicos.

Así lo revela también un estudio de Nielsen en 2017, al comprobar que en cuatro años (de 2012 a 2016) cayó en 38% el tiempo que pasan los jóvenes estadounidenses de entre 12 y 24 años viendo televisión. Pero el mismo fenómeno se registró entre los de 25 y 34 años al perder 34%, en tanto que el porcentaje fue de 19% entre las personas de 35 a 49 años de edad. Solamente subió entre los mayores de 65 años, aunque sólo en un 2%.
Veamos otro reporte de Steinberg que apunta la tremenda competencia que está resintiendo la TV tradicional en los Estados Unidos: Entre 2010 y 2015 la edad promedio del televidente de la CBS pasó de 55 a 59 años, y la de NBC de 50 a 54, mientras que la de ABC se ubicó de 50 a 52 y la de FOX de 45 a 49.

Tampoco se salvan los canales de cable, ya que, por ejemplo ESPN, entre julio del 2014 y agosto de 2016 perdió 7.4 millones de suscriptores, es decir, un 7.3% del total.

Investigaciones académicas

Tanto importa a las Entertainment audiencias el futuro del medio que desde el año 1950 del siglo pasado empezó a dominar el mercado, que ha puesto en órbita a los expertos e investigadores con dos preguntas: ¿Es el fin de una era de la TV con su consecuente transformación o es el fin de la TV y ya?
Alvin Toffler había pronosticado en 1981 la decadencia de los medios masivos al incluir en La tercera ola el capítulo “Desmasificando los medios de comunicación”. Hasta ahí parece sensato lo que escribió: “A medida que avanza la tercera ola, los medios de comunicación, lejos de extender su influencia, se ven de pronto obligados a compartirla. Están siendo derrotados en muchos frentes a la vez, por lo que yo llamo los medios de comunicación desmasificados”.

Hasta ahí no parece haber dudas de que Internet, y concretamente las redes sociales, hayan vuelto realidad el vaticinio de Toffler. Pero lo que sí parece increíble es creer ahora mismo que se acaba o se transforma radicalmente la TV, cuando vemos que de los 68,860 millones de pesos de inversión publicitaria en México la TV abierta se lleva el 52.44 por ciento (es decir, 36 mil 45 millones de pesos), cifra muy superior a la
que obtiene la radio, con un 9.39 por ciento (6,466 millones de pesos); las revistas, con 7.82 por ciento (5,388) y la TV de paga, con 7.38 por ciento (5,083).

La inversión publicitaria en México apenas reparte el 6.84 por ciento a los medios digitales (4,707 millones de pesos) aunque es el rubro que más crecimiento reporta, indudablemente. En cambio el 6.66 por ciento a los periódicos tradicionales (4,587) es síntoma de decadencia, mientras que los panorámicos exteriores alcanzan el 5.86 por ciento (4,030), los directorios el 2.99 por ciento (1,579) y el cine el 1.32 por ciento (908).

Por otra parte, las encuestas también son reveladores de la influencia actual de la TV abierta al reportar que más del 62 por ciento de la población mexicana se entera de las noticias por este medio, lo que confirma por qué los políticos destinan gran parte de su presupuesto propagandístico a este medio, sobre todo en épocas electorales, como lo volveremos a constatar en 2018 durante los comicios presidenciales.

Igualmente, los montos que el gobierno federal destina a Televisa y TV Azteca hablan por sí solos de la importancia o favoritismo que Enrique Peña Nieto le tiene a la televisión tradicional:

A) Según datos de la Cuenta Pública, entre 2013 y 2016 gastó 25,649,236,567 millones de pesos, otorgando a Televisa 1,488,934,160.61 y a TV Azteca 921,058, 921.
B) De acuerdo con el informe de Fundar, las cifras superaron lo autorizado, pues en 2013 ascendieron a 8 mil 154 millones de pesos; en 2014 llegaron a 7 mil 462; a 9 mil 947 en 2015 y a 10 mil 699 en 2016.

Así es que puede parecer un contrasentido cuestionar si estamos ante el fin de una era de la TV tradicional y veremos su transformación, o si asistimos desde ahora a las exequias de este popular medio. Y, sin embargo, Steve Johnson inició desde el 2005 la alharaca al respecto al publicar el 24 de abril de dicho año (2005) en el New York Times un texto que fue traducido al español con el título “Cultura basura, cerebros privilegiados”.

Johnson no ha dejado de mover el avispero al grado de conseguir que Giovanni Sartori fuera cuestionado por su propuesta en el libro Homo videns del año 2000 y Karl Popper no pase el filtro de sus críticos por sus asertos en 1998 en torno al mismo tema, pues ambos no han tomado en cuenta que la cultura televisiva cada vez se está volviendo más exigente desde el punto de vista cognitivo, según Alejandro Piscitelli, uno de los intelectuales argentinos que más luz aportan al asunto.

Carlos A. Scolari y Mario Carlón están de acuerdo en El fin de los medos masivos. El comienzo de un debate (2009) en que asistimos al nacimiento de una nueva era, en consonancia con el prestigioso investigador norteamericano Eliuh Katz quien ha sentado cátedra sobre el tema con sus escritos como The end of Television (2009).

La televisión que conocimos entre las décadas de los sesenta y los setenta está muriendo, dice Katz, en cita de Mario Carlón, pues esa televisión está dejándole espacio a otra de cientos de canales, que transmite a “nichos”, portable, que es parte de un sistema integrado a internet y otros nuevos medios.

Y además de Carlón y de Scolari, forman parte de esta postura Damon Lindolf, creador de Lost (La TV agoniza), Eliseo Verón y Alejandro Piscitelli, opuestos a la creencia de que la TV no está muerta ni muriendo, sostenida por los norteamericanos John Ellis (2004), Verizon (2008) y Toby Miller (2009), defensores estos últimos de la permanencia de la pantalla casera si se toma en cuenta que sigue siendo el más confiable escenario para los anunciantes, además de “ser más diversa, más difusa, más popular, más poderosa y más innovadora que nunca”.
Para Miller “la gente que ve TV en distintos dispositivos y en diferentes servicios está viendo más, no menos TV (…) Y ésta aún domina como modelo de producción, distribución y recepción”.

Total que estas posiciones enfrentadas nos recuerdan las charlas de quienes, después de 1896, discutían si el cine mataría el teatro, o de los contemporáneos de nuestros abuelos respecto a la desaparición de los periódicos al surgir la radio a finales de la década de 1910, y luego los debates de nuestros padres y sus amigos sobre si había llegado el momento de decir adiós, ahora sí, a los medios impresos porque la TV llegó arrasando con las audiencias a mitad de siglo XX.

Igual sucedió cuando  se pensó durante la década de 1840 que con la llegada de la fotografía, la pintura ya no tenía nada que hacer en el mundo del arte. ¿Y quién no recuerda a los catastrofistas que en los años 1970 y 1980 se empeñaron en sostener a voz en cuello que el videotape y la videocasetera le iban a dar en la torre al cine y que muchas salas cerrarían por la comodidad de ver películas en la propia casa a bajo precio, merced a la descarada piratería?

Ahora escuchamos y leemos los mismos exabruptos de quienes viven apantallados con las tecnologías de punta en el siglo XXI y sostienen que la prensa de Gutenberg producirá sus últimos ejemplares de un momento a otro porque el papel pasará a la historia y las herramientas electrónicas se enseñorearán de todo entre las nuevas generaciones acostumbradas a los sistemas digitales y a los dispositivos electrónicos de moda.
Por tanto, no es extraño plantearse si es verdad que la TV tradicional llegará pronto a su fin o si aguantará las presiones que le llegan de todas partes y se valdrá de aquello que le sirva para asumir una nueva forma de entretenimiento de las masas sin importar la plataforma o vehículo por el cual transite.

Como la prensa se ha adaptado para sobrevivir ante la avalancha de nuevos medios informativos y ha superado los tristes presagios acerca de su extinción, es posible que la TV tradicional simplemente evolucione y no deje el gran mercado que le representa producir y distribuir materiales a diestra y siniestra. Quizá con la ayuda, algún día, de los propios consumidores que ya participan con sus gráficas en Instagram o con sus grabaciones en YouTube, el cual hoy día recibe más de 60 horas de video cada minuto.

Aún le queda un largo camino a la televisión si sabe presentarse rejuvenecida y moderna y si sabe comportarse acorde con la convergencia mediática como suma de las funciones de los medios en una sola y de los tiempos de la hipertextualidad e interactividad además del descenso de su etapa hegemónica por el “empoderamiento” de las audiencias.

Lo creemos así por las noticias que nos llegan, por ejemplo, de Amazon, el participante más reciente en la programación original de TV, que desde el 29 de abril de 2013 hizo una campaña entre  los televidentes para que le ayudaran a decidir los programas piloto que debían convertirse en series.
A partir de la primera semana de mayo de 2013, Amazon Studios empezó a postear 14 programas piloto –seis infantiles y ocho comedias– para el servicio en línea gratuito en Amazon Instant Video o a través de cualquier app Amazon Instant Video. La retroalimentación y comentarios de los espectadores fueron un factor para determinar cuáles serían elegidos como series.

Roy Price, director de Amazon Studios, aceptó que toman en cuenta a los clientes que ven un piloto a través de una encuesta que deben contestar o consultando sus reseñas tradicionales en un sitio en la red, porque son ellos los que esperan un programa pulido y de alta calidad, lo que está obligado a ofrecer Amazon.

Por otra parte, el 16 de octubre de 2014  apareció la noticia fechada en Nueva York de que HBO TV pelearía por la red en el año 2015 al vender su popular servicio de transmisión de video por internet HBO Go como un producto independiente, mientras más estadounidenses optan por ver programación en la red y no en la TV. Los televidentes que ansían ver Game of Thrones, True Detective y Veep ya no tendrán que pagar grandes cuotas por contratos de cable y satélite.

“HBO y ESPN son las dos principales razones por los que la gente tiene cable y TV satelital”, ha dicho el analista de Forrester, James McQuivey. “No sabemos si un día terminará la TV de paga pero sí advertimos que muy pronto habrá un gran cambio, pues hoy mismo millones de estadounidenses han cancelado ese servicio”.

Según la firma de investigación eMarketer “cerca de un 45 por ciento de los estadounidenses ve por internet programas de TV al menos una vez al mes, y se espera que pronto esa cifra suba a 53 por ciento, o cerca de 175 millones de personas, para 2018.
Así es que no imaginamos siquiera cuántas nuevas iniciativas conoceremos como parte de la vieja televisión que “no acaba de morir y la nueva que no acaba de nacer”, como dijera algún día el italiano Antonio Gramsci respecto al sistema económico.

José Luis Esquivel Hernández es periodista y académico de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Es autor de libros como Periodismo preguntón en diez lecciones y Periodismo cultural.

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«La explosión en el uso de la tecnología y el Internet ha sido una constante en las sociedades modernas. Los medios tradicionales experimentan un cambio que tiene que ver con el auge de la tecnología, lo que han llevado a plantearse sus impactos en la comunicación política y electoral. En este ensayo se aborda la pérdida de identidad partidista que ha hecho que las campañas se centren en el candidato. Se revisan los hábitos de consumo de Internet de la sociedad mexicana para identificar su auge y ponderar su actual potencial, así como el uso electoral que se le ha dado a las redes sociales y se hacen algunos apuntes a manera de guía del uso de redes sociales de cara al proceso electoral de 2018.»

Foto: Guillermo Perea / Cuartoscuro.

Por  Eva María Suárez Tello

1. Introducción

Desde hace aproximadamente una década, la explosión en el uso de la tecnología y el Internet ha sido una constante en las sociedades modernas. Con el rápido acceso a las tecnologías de comunicación e información para el ciudadano ya no es suficiente con ser receptor de mensajes. Para el equipo de campaña ya no funciona solamente ser el emisor de un proceso lineal en estos nuevos entornos virtuales.

Más de cincuenta años después de su esplendor, los medios tradicionales experimentan un profundo cambio estructural que tiene que ver con el auge de la tecnología: el aumento en el uso de dispositivos móviles, la programación sin restricción de tiempo ni horario, la información transmitida y consumida en tiempo real, la crisis de la publicidad tradicional y los nuevos formatos de hacer televisión rápida e instantánea; han llevado a plantearse sus impactos en la comunicación política y electoral de cara al proceso de 2018.

En este ensayo se aborda en primer lugar la pérdida de identidad partidista que ha hecho que las campañas se centren en la persona más que en las ideologías y cuáles han sido las implicaciones de este viraje. En el segundo apartado se revisan los hábitos de consumo de Internet de la sociedad mexicana para identificar su auge y ponderar su actual potencial. Esto lleva a revisar el uso electoral que se le ha dado a las redes sociales, así como el escenario que se presenta en las mismas de cara al proceso electoral de 2018. Finalmente, se hacen algunos apuntes a manera de guía de uso de redes sociales para los ciudadanos que serán los electores del proceso por venir.

1. La pérdida de identidad partidista.

El fin de las ideologías, la crisis de identidad y la falta de sentido de vida; son características que definen en gran medida el malestar de la sociedad actual que se ve reflejado en el ánimo social. Si puede decirse que habrá un legado del sexenio de Enrique Peña Nieto, este será la total y absoluta falta de confianza de los ciudadanos en los partidos e instituciones políticas. La corrupción, el fraude, la mentira y la ineptitud que demostraron los personajes políticos en este periodo generaron un punto de inflexión hasta ahora nunca vistos. Tan solo el Foro Económico Mundial de la OCDE ubicó a México como la decimotercera nación más corrupta del mundo, siendo el crimen organizado el factor que lo lleva a este lugar (Altamirano, 3 de octubre de 2017). Por lo tanto, la necesidad de incorporar nuevos perfiles al escenario político es una demanda del votante actual que está desgastado por la decepción y la frustración.

Incluso ya desde el año 2010, el sociólogo francés Alain Touraine afirmaba que la sociedad ya no existe, que se ha desarticulado, se ha desvertebrado para referirse a las sociedades occidentales actuales; en un contexto general de la llamada posmodernidad.

En nuestro país, y a tenor de lo que estamos viendo, podríamos afirmar que se ha roto el contrato social (estado del bienestar fruto de la transición) que implicaba consensos básicos, derechos, deberes y garantías individuales y colectivas. Otros efectos de la desvertebración social aludida, podrían incluir la creciente debilidad de las identificaciones partidistas tradicionales, el cinismo político, que lo público pasa a ser privado y viceversa, la secularización, y la utilización de referentes excluyentes como forma de contienda política (Adell, 2015).

De acuerdo con una encuesta de preferencias electorales realizada por Buendía y Laredo Asociados en octubre de este año, el primer lugar de las preferencias lo ocupaba Morena, con el 22 por ciento; en segundo lugar el PAN, con 19 puntos; en tercero el PRI con un 16 y, muy por debajo, el PRD y Movimiento Ciudadano con cinco cada uno (José Cárdenas informa, 10 de octubre de 2017). Este hecho, aunado a los más de 30 candidatos independientes registrados hasta el momento y las 170 mil personas que reunió el evento musical Estamos Unidos Mexicanos, no son más que la muestra de que el ciudadano mexicano está ávido de propuestas diferentes y con un rostro civil cada vez más alejado de los políticos y partidos tradicionales.

Este ánimo por la renovación de líderes políticos es la muestra de que algo está cambiando: “Las nuevas tecnologías han acelerado el cambio de valores, de expectativas y de futuro de la sociedad y especialmente de la juventud. Y las instituciones van detrás… de los tiempos, ancladas como poco en el siglo pasado” (Adell, 2015). Hoy, la sociedad está ávida de nuevos liderazgos, “pero no solo hay que quedarse con el liderazgo ético, sino que resulta necesario que dicho liderazgo sea al mismo tiempo estético tanto en las formas como en el fondo” (Molina, 2017).

Bajo este escenario, el proceso electoral de 2018 planteará nuevos retos para todos los actores que participarán en este. Para Joan Costa Bonino, consultor político internacional, las campañas que hagan énfasis en los partidos no tienen cabida en este momento en México. Más que nunca, considera que el triunfo de 2018 dependerá de las campañas. Reconoce que la gente ya no quiere que la encasillen en modelos políticos extremos y presta atención a lo que otros espacios, más orientados al centro, puedan ofrecer: “Lo que es importante saber es que cada candidato puede tener una campaña ganadora si parte de quien verdaderamente es, de un estudio serio de sus circunstancias políticas y sociales y si produce una estrategia poderosa. La imitación en las campañas raramente produce los efectos deseados” (Costa, 2017).

Sin embargo, las campañas también tendrán que enfrentarse a nuevos retos. La irrupción y protagonismo que ha tomado Internet como escenario virtual de la lucha política, cambiará las reglas del juego de las campañas de las próximas elecciones. Aunque como establece Molina (2017), la lucha por el voto no se gana exclusivamente en las redes sociales o en la calle, sino que también la imagen del líder juega un papel relevante a la hora de obtener el respaldo de la mayoría de la ciudadanía. Pero cabe preguntarse, ¿cuánta penetración tiene en realidad Internet en nuestra sociedad mexicana? Y ¿qué estamos haciendo los ciudadanos en la red?

2. Hábitos de consumo de Internet en la sociedad mexicana.

El uso de Internet ha mostrado un incremento explosivo en los últimos diez años. De acuerdo con los datos del 13º estudio sobre los hábitos de los usuarios de Internet en México realizado por la Asociación de Internet de México, en el país existen 70 millones de internautas, lo que quiere decir que alrededor de un 63% de la población mexicana a partir de los 6 años usa la red, siendo el 51% de usuarios del género femenino.
Según datos de INEGI (2017) cabe destacar que el 68.5% de los cibernautas mexicanos tienen menos de 35 años, por lo que hablamos de una mayoría de usuarios jóvenes. En materia de conectividad, el 47% de los hogares del país tiene conexión a Internet y su uso está asociado al nivel de estudios; entre más estudios mayor uso de la red. Además, se confirma que el uso de las tecnologías de la información es predominantemente un fenómeno urbano.

Un dato interesante para los fines de las campañas políticas es que Internet se utiliza principalmente como medio de comunicación (88.9%), para la obtención de información en general (84.5%) y para el consumo de contenidos audiovisuales (81.9%).
En cuanto a dispositivos, los usuarios de teléfono celular representan el 73.6% por ciento de la población de seis años o más, y tres de cada cuatro usuarios cuentan con un teléfono inteligente. Respecto de las computadoras, el 45.6% cuenta con una, y para la señal de paga, la proporción alcanza el 52.1% (INEGI, 2017).

Los datos de la Asociación de Internet en México (2017) señalan que las horas de mayor actividad en la red son las horas de la comida y al final del día y el 52% de los internautas permanecen conectados durante las 24 horas. Para los internautas mexicanos, la conexión se da con mayor frecuencia en el hogar según los Hábitos de Usuarios en México, aunque también en otros lugares mediante el uso de dispositivos móviles. Los cibercafés no están recibiendo mucha población, ya que los planes de datos tienen un gran favoritismo.

Cabe destacar, para los fines que aquí nos ocupan, que en este momento las redes sociales acaparan la mayor actividad online, mientras el sistema de correo electrónico y la búsqueda de información también ganan buen territorio. En el campo de la democracia, la política y los procesos electorales en México, 6 de cada 10 entrevistados afirma que el Internet es un excelente medio de integración y casi 6 de cada 10 entrevistados, consideran que Internet los acerca a los procesos democráticos en México. La primera fuente de búsqueda de información relacionada con el ámbito político son las redes sociales con un 92% de recurrencia, seguidas de los sitios de noticias (79%), los buscadores (74%) y en menor medida los videos, blogs, foros y la publicidad en línea.

Un elemento fundamental en las campañas electorales es el mensaje. Al respecto, la principal información que los internautas buscan en la red en materia política son las propuestas de campaña con un 85%, seguidas por los actores políticos, líderes de opinión y analistas con un 77%. En congruencia con las problemáticas abordadas en el apartado anterior, las búsquedas también se han centrado en los casos de corrupción, la búsqueda de transparencia, los logros y errores en las campañas y en último lugar, los partidos políticos.

Con este panorama, puede verse que la lucha electoral en Internet tendrá que centrarse en las propuestas de campaña y en la búsqueda de la mejor manera de comunicarlas vía las redes sociales.

3. El uso electoral de las plataformas de Internet.

La llegada de las redes sociales como plataformas de Internet, ha marcado la llamada “etapa postmoderna de la comunicación política” (Norris en Puentes, Rúas y Dapena, 2017). Estas plataformas renuevan el proceso tradicional de la comunicación y los partidos y actores políticos pierden el control sobre los canales comunicativos, tradicionalmente representados por los medios masivos, gracias a que necesitan pocos recursos para funcionar en el entorno online. Sin embargo, también prevalece la idea de que Internet reproduce las actuales relaciones de poder y refuerza la política y las tácticas electorales tradicionales de las campañas (Puentes, Rúas y Dapena, 2017).

El acelerado crecimiento de usuarios de Internet, así como la dificultad de alcance a poblaciones cada vez menos localizadas geográfica y temporalmente obliga a buscar nuevos canales de comunicación, por lo que los mensajes han tenido que ir adaptándose a esta nueva distribución de plataformas y canales.

Una de las características fundamentales de estas plataformas es la posibilidad de refinamiento en la segmentación de los públicos, denominada como perfilado. El perfilado “es una forma de control indirecto de los individuos sobre la base de la explotación de informaciones obtenidas sobre ellos. En la actualidad el perfil de los individuos y la segmentación de éstos se realizan a partir del creciente número de informaciones extraídas de nuestros comportamientos y de nuestros desplazamientos” (Mattelart y Vitalis, 2015, p.13). Por medio de las cookies, la participación voluntaria, la información que se brinda a las redes sociales, los hábitos de navegación, las conexiones a redes WiFi gratuitas y muchos más datos que se van dejando en la navegación diaria, el perfilado generalmente se realiza sin que el individuo se entere.

Estas prácticas se vuelven cada vez más globales debido a dos razones principales: la racionalidad de mercado que ofrece cada vez más productos y servicios para un mercado súper especializado y la necesidad de los países por contar con más y mejores estrategias de seguridad nacional. “A través de aquellas vías, los gobiernos podrán a voluntad, ejercer su acción de tutela o hacer sentir su mano severa, a distancia, cinco veces más alejadas que hoy en un plazo idéntico” (Mattelart y Vitalis, 2015, p.53).

“El comercio al por mayor de datos personales realizado por empresas privadas se ha convertido en una mina de oro y no cesan de multiplicarse los compradores. Este nuevo recurso incluso ha transformado la manera de planificar una campaña electoral” (Mattelart y Vitalis, 2015, p.159). Aunado a estos objetivos de mercado y de seguridad se encuentra la necesidad de alcanzar a los individuos mediante la persuasión política ya no solo en época electoral, sino como estrategia de comunicación gubernamental. Actualmente “los elementos protagónicos de la vida política pasaron a ser el poder de los votos y la seducción, relegando a un segundo plano la fuerza de la razón (Rubio, 2007). Estamos ante lo que el filósofo escocés MacIntyre denominó como emotivismo, “la convicción de que las diferentes elecciones morales carecen de todo fundamento que no sea algún tipo de emoción. Ello determina la imposibilidad de dar razón de dichas elecciones, por cuanto éstas –careciendo de fundamento racional– serían, de hecho, injustificables por arbitrarias (Rubio, 2007).

La proliferación de información cargada de nota roja, sensacionalismo y amarillismo en las redes sociales incluso de los medios de comunicación con mayor credibilidad nos lleva a analizar que la información tiende a actuar de manera predominante sobre los sentimientos básicos y en función de estos parámetros se orienta a producir una reacción de adhesión o rechazo de diferente intensidad. Así, “la comunicación deberá ir dirigida a incidir en el sistema de creencias. De ahí que la mejor comunicación es aquella que repercute directamente sobre estas creencias, apela a lo más íntimo de las personas, les hace identificarse con una marca o una persona” (Rubio, 2007).

Las redes sociales son el principal escenario de representación emocional: memes que explotan el humor negro, fotos de lo grotesco y lo sexual, noticias cargadas de violencia, historias personales ciertas o no que sirven para hacer creíble cualquier acontecimiento y el seguimiento telenovelesco a casos concretos que explotan la sensibilidad de la audiencia. Así, lo que hoy en día funciona es dirigirse a los nuevos receptores: “el homo videns: sin abandonar las ideas, que serán la base de cualquier planteamiento político, la comunicación debe dirigirse al hombre sentimental, con escasa capacidad de abstracción, y guiado por impresiones, percepciones más que por reflexiones” (Rubio, 2007).

En su conferencia Vieja y nueva comunicación política, Íñigo Errejón establece que “tenemos que reconocer que toda práctica política es una práctica que traduce y, al traducir, tiene siempre que fabricar explicaciones simplicadas de lo existente, y que esas explicaciones simplicadas son las que son capaces de producir reequilibrios en las posiciones que la gente adopta sobre los problemas” (Adell, 2015). En este sentido es que los especialistas de comunicación política hoy tienen que integrar las nuevas tecnologías en el discurso político y traducirlas para que funcionen tanto en la comunicación verbal como no verbal de los candidatos y actores políticos.

Es en este sentido que se habla de Neotelling como la forma de “crear de manera diferente, contar de forma distinta y ver en lo nuevo una oportunidad de crecimiento. Las nuevas tecnologías tienen que contribuir a clarificar el mensaje expresado y no es algo que debamos usar como moda pasajera o sentimiento cool” (Martín, 2017).

Así, cada una de las plataformas cuenta con diferentes objetivos, mecanismos y lenguaje. De acuerdo con el estudio de Hábitos de Usuarios en México 2017 de la Asociación de Internet de México, Facebook se mantiene como la principal red social en México, seguida por Whatsapp, YouTube y Twitter. Aunque han mostrado también gran crecimiento Instagram, LinkedIn y Snapchat, debido también al incremento en el uso de redes sociales respecto a 2016. Cada usuario en México posee en promedio 5 redes sociales y solamente un 1% de usuarios no se encuentra inscrito en ninguna. Redes sociales como Snapchat, Instagram o Waze han nacido por el constante uso de los smartphone, es decir, surgieron como redes sociales pensadas para teléfonos móviles. Mientras tanto, las PC y las laptop son usadas más que nada para redes como Slideshare, LinkedIn o Flickr, ya que así se facilita la interacción con los contenidos.

Posibles usos político-electorales de las redes sociales

A continuación se acotan algunas características para el ámbito político y electoral de las principales redes sociales:

  • Las redes sociales, como Facebook, se están convirtiendo cada vez más en plataformas de politización que sirven para transmitir mensajes sin límite de extensión, acompañados por gráficos, videos, links y demás elementos interactivos que posibilitan la interacción con el usuario de una manera fácil y directa. Así, con la posibilidad de tener una página pública sin restricción de seguidores, ha provocado que esta red sea un elemento esencial en la estrategia de las campañas políticas. En su mayoría estas páginas son administradas por community managers que se encargan del pautado o programación de los contenidos a publicar, así como en su mayoría, de responder los mensajes e interactuar con el receptor. Constituye una oportunidad para la reconfiguración de la interacción social gracias a intercambios dinámicos con el receptor que ahora pasa a tener un papel mucho más activo al alcance de un clic. “Diversos estudios sobre el uso de Facebook durante las campañas confirman que esta red social fomenta la participación política incluso un estudio realizado en 16 países europeos confirmaba una relación positiva entre la participación digital y la participación tradicional” (Puentes, Rúas y Dapena, 2017).

  • Las nuevas generaciones han encontrado en YouTube, junto con Instagram, su forma favorita de entretenimiento. En gran medida, han sustituido la televisión en su formato tradicional por esta nueva plataforma. “De hecho, un estudio realizado por Google apunta que el número de reproducciones ha superado a la audiencia de la televisión por cable en Estados Unidos” (Gutiérrez-Rubí, 2016). Quizá el principal motivo de este cambio haya sido el aumento del uso del teléfono móvil y el uso de las tabletas para disfrutar de los contenidos de YouTube sin restricción de horario ni ubicación. “Por si fuera poco, estos datos reflejan que los visitantes se multiplican por tres, año tras año. Algo que también lo hace es el tiempo de reproducción de vídeo, creciendo un 60 % desde el año pasado” (Gutiérrez-Rubí, 2016). Hoy, cualquiera puede transmitir contenidos de YouTube y tener
    su propio canal, pero la categoría de influencers se da por el número de suscriptores que se tengan a los contenidos que se producen. Muchos de estos YouTubers que han llegado a ser influencers generan mucho más audiencia que los programas y series de televisión más populares: “el debut de la última temporada de Game of Thrones tuvo una audiencia de 8 millones de espectadores, sólo en la última semana, Rubius obtuvo una audiencia agregada de casi 25 millones de visualizaciones… en 4 vídeos” (Gutiérrez-Rubí, 2016).

  • Twitter cuenta con la presencia de usuarios más politizados y predominantemente consumidores de información que hacen de esta red social una caja de resonancia de gran influencia para reaccionar a los hechos coyunturales e impulsar los temas ciudadanos o de la agenda pública. Vega y Merino (2011) señalan como usos estratégicos de Twitter: la reacción a una política pública, como medio de expresión colectiva de un descontento, como medio de publicación de información ausente de la discusión pública y/o de los medios de comunicación tradicionales, como espacio de movilización ciudadana para impulsar una agenda, y como instrumento de agregación de preferencias en torno a una política pública. Ante las eventualidades de hechos recientes como los sismos, que requieren movilización y organización ciudadana, Twitter se ha mostrado como un medio de expresión, solidaridad y organización social y como un medio útil para revelar temas que no aparecen en los medios tradicionales.

  • Instagram se ha convertido en la plataforma digital favorita de las nuevas generaciones. El predominio de la imagen sobre el texto y la posibilidad de interacción y conformación de grupos la ha hecho muy popular. Los usuarios de esta red tratan de mostrar lo mejor de sí mismos por medio de fotos, videos y efímeras historias, lo que la ha convertido en la tercera red social con mayor número de usuarios en el mundo. Sin embargo, la plataforma aún es poco utilizada por los personajes y para fines políticos, que no han sabido distinguir muy bien su diferencia con las demás redes sociales replicando muchas veces únicamente los contenidos de Facebook. Asimismo, esta red se ha convertido en el medio fundamental para la promoción de productos y servicios que distribuyen sus estratégicos influencers. Sin embargo, al seguir a personajes políticos, lo que se encuentra es la reproducción de información y eventos oficiales que poco o nulo interés causan en los seguidores. Imágenes demagógicas, poco auténticas, carentes de originalidad e incluso comunicados de prensa son los contenidos favoritos de los personajes políticos y de las campañas en esta red. Puede decirse que aún falta mucho desarrollo en esta área para que la comunicación política pueda aprovechar el potencial que tiene esta red, cuyo uso va en aumento considerable primordialmente entre los más jóvenes.

Bajo este escenario, puede decirse que “Las redes sociales basadas en Internet han dejado claro que ya no existe una total concentración del conocimiento en unas pocas manos, como sucedía en el pasado” (Vega y Merino, 2011, p.21). Pero independientemente de su potencial y capacidad de aprovechamiento de la interacción, las redes también facilitan la segmentación de públicos, mensajes y publicidad, gracias a las posibilidades de segmentación geográfica, por edades, nivel educativo, estatus socioeconómico e intereses personales que ofrecen estas herramienta a sus anunciantes, lo cual sin duda será aprovechado en las próximas campañas electorales mucho más que en el pasado. Debido a este auge, uso y seguramente abuso, se presenta al lector una guía de comunicación política para seguir en las redes el proceso electoral de 2018 de una manera más eficiente y provechosa para el ciudadano.

4. Guía de comunicación política para los electores.

Sin duda el uso político y electoral que se le dará a las redes sociales durante la contienda de 2018, resultará más provechoso que perjudicial para la cultura política mexicana. Internet y los dispositivos móviles ofrecen la posibilidad tecnológica de ampliar el debate entre los ciudadanos y los actores políticos sin límites de espacio o de tiempo obedeciendo a la tendencia contemporánea que privilegia la instantaneidad. “Internet y la telefonía móvil rompen los esquemas de la comunicación política vertical, y por eso dan pánico a los Gobiernos y suscitan la desconfianza de partidos, aunque estos últimos intenten, ahora, hacer llegar sus mensajes a través de esta herramienta e incluso se baraje la posibilidad de votar a través de Internet” (Vinuesa, 2007).

Los ciudadanos debemos aprovechar que estos recursos permiten reaccionar y actuar de manera rápida, lo cual era difícil mediante los medios tradicionales. “La comunicación es, pues, no sólo más rápida sino más directa con lo que la efectividad es mayor” (Vinuesa, 2007).
Sin embargo, la gran cantidad de información y su poder de ubicuidad hacen también cada vez más difícil consumirla de manera racional y sin atragantarse. La propuesta para el elector es la alfabetización digital y el consumo eficaz de la información.

La alfabetización digital consiste en desarrollar la habilidad para localizar, organizar, entender, evaluar y analizar la información que circula en la red. Esto implica identificar los lenguajes y estructura que conforman la diversidad de materiales que pueden encontrarse en la red, además de conocer los dispositivos para su procesamiento. En cuanto al consumo eficaz de la información el reto estriba en formarse el criterio para valorar la información que se consume hasta hacer de sí mismo un receptor crítico y un emisor responsable en el marco de la comunicación política y electoral.

“El ciudadano actual demanda participación y un sentido de comunidad con sus líderes políticos. Los partidos políticos necesitan conectar con la ciudadanía. Estamos en un nuevo momento político, Alejandro Llano lo denomina ‘la nueva sensibilidad’, que da lugar a una participación más intensa de los ciudadanos y que exige de los políticos un nuevo diálogo aprovechando nuevos canales de comunicación” (Rubio, 2007).

Los candidatos y partidos políticos deberán abrirse y capacitarse en materia de manejo de redes sociales no solo con el uso, sino a partir de su participación de manera activa en ellas ofreciendo al ciudadano receptor una forma concreta y eficaz de interactuar en la campaña, ofreciendo contenidos que le permitan al ciudadano consumir información de manera responsable, evaluar su mensaje y eventualmente contribuir a la difusión del mensaje en sus propias redes sociales; lo cual haría finalmente redondo el proceso de la comunicación. “Los nuevos agentes de la comunicación no son exclusivamente el reducido número de representantes oficiales, sino que son el creciente número de influentials que distribuyen el mensaje por distintos medios, conservando siempre la cercanía y la confianza del receptor” (Rubio, 2007).

La palabra clave para el elector de 2018 es participación. Hay muchas formas distintas de concebir a las redes sociales para efectos políticos, pero lo más importante en ellas es el entorno interactivo que posibilitan. El ciudadano hoy no debe centrase en ser consumidor, sino pensar la red como un espacio para también hacer política y ciudadanía concibiendo como posible el modificar el entorno político de acuerdo a los mensajes de ida y vuelta que se van produciendo. “Más bien hemos propuesto la necesidad de pensar las comunidades virtuales como una ‘nueva modalidad del actuar comunicativo, en grado de potenciar y tal vez hacer más abierto y democrático el sistema de las relaciones comunitarias, sociales e institucionales, dentro de las cuales cada uno de nosotros está inserto. O dicho de otra forma, no podemos pensar las comunidades virtuales como algo separado de las otras formas de comunicación e interacción que empleamos cotidianamente” (Portillo y Cornejo, 2012, p.81).

Consideraciones finales

Desde el proceso electoral de hace 6 años, ya se veía que la comunicación política avanza hacia un proceso de personalización e individualización de los procesos electorales, donde lo más importante ya no son los partidos ni las plataformas, sino el perfil personal del candidato. Autores como Bennet (2012) consideran esto como un reflejo de la individualización, fragmentación social y disminución de lealtad partidista. “Un proceso en el que cobra un protagonismo cada vez mayor el líder o candidato de las diferentes formaciones políticas en detrimento del partido, entendido éste como estructura grupal de afinidad ideológica, que actúa en una misma dirección y de un mismo modo, independientemente de los nombres concretos (las caras) que encabecen una candidatura” (Puentes, Rúas y Dapena, 2017).

Al margen de las interrogantes y dudas que aún plantea el uso de las redes sociales con objetivos electorales, lo que está ya claro es que Internet y los dispositivos móviles ganan terreno como fuentes de información, de acción, de protesta, de movilización, de organización y de interacción entre los ciudadanos, lo cual modificará sin duda la forma de hacer política de ahora en adelante.

Con todas estas ventajas al alcance, solo cabe preguntarse por la accesibilidad. Todavía hay un porcentaje no menor de población que no tiene acceso a estas tecnologías ¿cómo llegará la comunicación política a impactar en estos votantes bajo esta nueva lógica tecnológica? Resulta indispensable ir eliminando las barreras que pueden estar obstaculizando el acceso universal a Internet para hacer posible para todos una nueva forma de participación directa del ciudadano, virtual e interactiva.

 

Referencias

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  • Portillo, Maricela y Cornejo, Inés. (coords.) (2012). ¿Comunicación posmasiva? Revisando los entramados comunicacionales y los paradigmas teóricos para comprenderlos. México: Universidad Iberoamericana.
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  • Rubio Núñez, R. (Julio-septiembre 2007). “La nueva comunicación política: lenguaje, blogs, videoblogs y comunidades sociales”. Cuadernos de pensamiento político.
  • Vega, Ana Francisca y Merino, José (2011). Ciudadanos.mx. Twitter y el cambio político en México. México: De Bolsillo
  • Vinuesa, M.L. (2007) “Comunicación Política y Nuevas Tecnologías: La Comunicación Política del Siglo XXI” Revista Razón y Palabra. Número 55.

 

Eva María Suárez Tello es Licenciada en comunicación (Ibero Puebla), maestra en Ciencias Políticas (BUAP) y doctora en Pedagogía (UPAEP). Docente de teorías de comunicación, lectura y redacción universitaria, métodos de investigación y asesora de tesis en diferentes universidades privadas de Puebla. Actualmente dirige la campaña de comunicación en redes sociales de un precandidato a la alcaldía de uno de los municipios conurbados del estado de Puebla.

 

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El territorio de Arauca es una apuesta por la vida http://mexicanadecomunicacion.com.mx/rmc/2018/02/01/el-territorio-de-arauca-es-una-apuesta-por-la-vida/ http://mexicanadecomunicacion.com.mx/rmc/2018/02/01/el-territorio-de-arauca-es-una-apuesta-por-la-vida/#comments Thu, 01 Feb 2018 20:07:40 +0000 http://mexicanadecomunicacion.com.mx/rmc/?p=24222 Un proyecto de autogestión crítica

El presente artículo de análisis, tiene como finalidad identificar en la experiencia de organización y movilización de los habitantes del departamento de Arauca (Colombia) plasmado en el documento Plan de Vida elementos de lo denominado por algunos autores como ‘pluriverso’. Analizando este documento en el que se expone como se pobló este territorio oriental colombiano, los procesos de resistencia de sus habitantes presionados por el abandono estatal y donde también se encuentran los ejes políticos-ideológicos de su cosmovisión como pueblo campesino e indígena Uwa que lo habitan y apropian. Es un esfuerzo por tomar de la praxis la comunidad araucana y entenderlo desde los aportes teóricos que hacen autores como Arturo Escobar y Enrique Dussel en explicar desde un pensamiento crítico latinoamericano el quehacer diario de las comunidades excluidas por el proyecto moderno-colonial-patriarcal.

Foto: Galo Cañas / Cuartoscuro.

Por Wilmar Harley Castillo Amorocho

El departamento de Arauca es una región que es habitada por familias colonas traídas por la necesidad de trabajo y otras desterradas por el conflicto armado entre conservadores y liberales. De la costa –de los departamentos de Santander, Norte de Santander, Caquetá, Cundinamarca, entre otros– llegaron los primeros habitantes abriendo monte para hacerse a un predio y retomar la agricultura. Dese la década de los sesenta, inició este poblamiento del territorio.

Al suplir estas necesidades básicas como tierra, casa, trabajo, surgieron otras a medida que se iba poblando. Es así como en 1972 se desarrolló el primer paro campesino para exigir la construcción de vías de acceso, escuelas y hospitales; además de mejorar las condiciones económicas y materiales de los campesinos para poder subsistir de la agricultura. Tras esta movilización, el gobierno nacional incumplió las exigencias y en 1982 se vuelvió a organizar otro paro local, que exigió el cumplimiento de los acuerdos.

Estos dos episodios convulsionados de Arauca llevan de trasfondo la organización campesina en el INCORA, donde confluían los sectores empobrecidos y clasistas del campo. Los pequeños y medianos campesinos identificaron la desigualdad de beneficios para con ellos, que decidieron “tomarse” el gobierno del INCODER local, para poder ejercer un manejo equitativo de la institución. A partir de esa transformación, surge la COAGROSARARE, la cooperativa campesina que reemplazó al Estado en materia de alimentación, herramientas, inversión social, etc.

Este aspecto organizativo campesino, creó la base para edificar una convivencia entre los habitantes que priorizó el bienestar colectivo; así como también la apropiación del territorio, ya no como una propiedad privada del campesino por su terreno, sino como la concepción y practica de trabajar por el mejoramiento de las condiciones de vida comunitaria, partiendo del uso ético de las riquezas comunes que tiene la naturaleza.

Esto forjó una determinada subjetividad en las personas que viven en la región: una que prioriza el estar bien de todos, el cuidado de la naturaleza, la defensa de esta por medio de procesos organizativos como cooperativa y asociaciones. Se interiorizó la movilización como una herramienta legitima contra el Estado para interlocutar con él. Otro elemento es el permanecer en el territorio, el permitirse ser parte de una localidad como individuos, que pueden utilizar lo que ofrece el medio, correspondiendo con el uso mesurado de los bienes comunes, porque lo colectivo está por encima de lo individual. Además, la articulación con los pueblos indígenas como UWA, y otros pueblos de la región, permite afianzar esta subjetividad.

Nademos en los sustentos políticos-ideológicos del Plan de vida

La experiencia de las comunidades campesinas araucanas puede entenderse como el factor práctico de la propuesta del pluriverso que algunos autores de la teoría decolonial plantean a partir de su convivencia con las comunidades empobrecidas del régimen capitalista. El caso que se trabaja en este artículo evidencia un modelo de vida alterno al capitalismo, que se sustenta en otros valores e intereses. Se dice otros para hacer mención a que se distancia la ideología del mercado y capital.

El plan de vida de las comunidades plantea el afecto, el trabajo, la convivencia y la permanencia como su base político-ideológica del paradigma implantado por años en el territorio. Es así como el primero, el afecto, se basa en la vida en comunidad digna para compartir la vida, recrearla y conocerla. Por lo que el modelo social y económico que se viene materializando debe garantizar el afecto.

El trabajo, por su parte, es la articulación armónica entre la tecnología, la investigación, la cultura y la producción creativa que no reproduzca la explotación del hombre por el hombre ni destrucción de los otros seres vivos. Por el contrario busca que se establezcan relaciones de solidaridad y correspondencia entre las personas con la naturaleza. Por su parte, la convivencia se traduce en la autoconocimiento del individuo, el fortalecimiento del núcleo familiar, la toma de decisiones y construcción de región enclave comunitaria.

Lo anterior camina de la mano con la permanencia en el territorio al buscar la manera de satisfacer las necesidades sociales, el cuidado de la biodiversidad, el reconocimiento de la interculturalidad y equilibrio entre los seres vivos que habitan la región. Observando y analizando conjuntamente estos gruesos pilares del plan de vida, exponen el aspecto propio de ser y habitar la tierra que caracteriza al gran pueblo latinoamericano, o del sur.

Por eso podemos encontrar cómo todo se plantea desde la exterioridad del proyec-to moderno-colonial. Se divorcia de este paradigma sus postulados que forman al sujeto que crece y se relaciona en este territorio local de Colombia. Desde la orilla de la exterioridad, se construyen las relaciones sociales y la visión del mundo que forjan otra manera de relacionarse con otras culturas. Es decir, hay un momento analéctico (Dussel, 1996, p.186) que se puede identificar en esta primera parte, porque desde el rechazo al sistema-mundo capitalista hasta la postura alejado de él (no espacialmente) se entiende la vida y se trabaja por construir un modelo consecuente con el proyecto alternativo de vida, no moderno, ni colonial.

El hecho de que las comunidades fueran conscientes del abandono estatal en el siglo anterior y tomaran la iniciativa de crear ellas mismas las condiciones materiales para su bienestar; siembra en ese periodo el carácter libre y autónomo de esas personas, que protagonizan la historia al crear la suya propia. Vivian en un constante ir y venir del Estado, que en teoría y dentro de la normatividad el territorio araucano hacía parte de Colombia, pero el rostro práctico del Estado no existía porque no cumplía con su deber de velar por el bienestar de los habitantes.

A partir de esa conciencia del estado de abandono, las comunidades interpelan al régimen en su totalidad, son críticos con este y ponen en marcha la praxis transformadora de la condición de opresión, a través de maneras propias y creativas de trabajo, organización comunitaria, convivencia.

Otro rasgo transversal identificado es la toma de decisiones políticas prácticas (Dussel, 1996, p.188), eje sustancial de la política (producción, reproducción y desarrollo de la vida) (Dussel, 2001, p.2001). Porque es en la praxis que se tomaron y siguen tomando decisiones con la intención de preservar las condiciones favorables para los habitantes del territorio. Basados en la percepción básica de no tener ayuda del Estado, y que por el contrario este les afecta gravemente su integridad, decidieron actuar autónomamente para vivir dignamente dentro de las limitaciones generadas por el régimen vigente.

En el orden argumentativo que se viene aplicando en la experiencia del plan de vida, hay que tener en cuenta que las decisiones prácticas tienen dos rumbos, una legitima el orden social vigente y por tal motivo lo reproduce o por construye una obra totalmente ajena al orden social vigente, que desde sus raíces dista en todo. Es decir, crea o no un régimen revolucionario, por eso al tener en cuenta la exterioridad al sistema-mundo capitalista de la historia de estas comunidades llaneras, el régimen que se viene creando corresponde a un sistema-mundo no capitalista.

Aquí la cotidianidad juega un papel importante en la formulación del proyecto en construcción. Porque es cotidiano el trabajo colectivo que se encarga de mantener ese proyecto plasmado en las hojas del plan de vida. Llevado a la práctica a diario, los principios expuestos arriba, exigen esfuerzo de los protagonistas para que si se materialicen, y sean germen de un proyecto mucho más grande que aún no está establecido, pero es la meta a alcanzar.

Con esto iniciamos la poietica (Dussel, 1996, p.191), último elemento transversal del plan de vida. Ya que este elemento presupone aquel proyecto que se piensa desde la exterioridad del sistema vigente, pero que está en construcción permanente y no es una ley o una institución decretada de golpe, sino por el contrario es un proceso en sí su proyección y realización. En el que la evaluación periódica del trabajo invertido va descubriendo nuevos criterios prácticos que se incorporan al proceso. Así mismo, la realidad es una pared con la que se estrella el proyecto, porque el movimiento de las circunstancias locales, nacionales y mundiales anteponen intereses que despiertan conflictos con las comunidades de Arauca, que también obliga a analizar rutas de acción que no estanque el proyecto de vida.

El propósito fundamental del plan de vida del centro oriente, es defender la macro cuenca del Orinoco como eje articulador de las actividades humanas, prácticas culturales diversas, canalizador de proyectos económicos concretos y además es de obligatoria consolidación la relación armónica comunidad-naturaleza. Ya que este bien común natural suministra de agua dulce a la parte oriental de Colombia pues inicia de norte a sur en el rio Arauca hasta el rio Inirida, de oriente a occidente desde la cordillera oriental hasta el río Orinoco. En la parte que corresponde a la República Bolivariana de Venezuela se extiende en la sierra Tapirapeco de la parte sur del Estado Amazonas hasta el rio Pao ubicado en el Estado de Carabobo (OSCO, 2012, p.88).

Los departamentos colombianos que hacen parte de esta macro cuenca son además de Arauca, el Vichada, el Meta, Casanare, Boyacá, Cundinamarca, Santander y Norte de Santander. Esto demuestra la biodiversidad distribuida en esta región en sabanas tropicales, humedales, selvas húmedas y ecosistemas de montañas y el mencionado bien común del agua dulce que se riega por el territorio en variedad de micro cuencas desprendidos de los ríos que bañan la región (OSCO, 2012, p.90).

Teniendo ya este marco geográfico, natural, ecológico y cultural se entiende la necesidad de defender el territorio. No solo por las riquezas naturales que contiene, sino por el sentido estratégico que tiene para el sector multinacional y el contexto mundial actual de explotar los bienes comunes de los países periféricos, como para las comunidades del centro oriente, al asumir que su territorio les garantiza las condiciones para vivir dignamente, pero sin esperar nada del Estado colombiano actual.

La praxis representada en cooperativas, asociaciones y en el movimiento social-popular; así como el discurso construido a partir de la experiencia de movilización y resistencia, aportan a las reflexiones de una filosofía propia latinoamericana. Porque el paradigma que se sustenta en la práctica expuesta hasta aquí expone que la real naturaleza de exclusión y explotación que tiene el proyecto moderno-colonial, delimitando claramente dos sectores en conflicto, la clase explotadora poseedora de riquezas y el pueblo oprimido pero transformador, que ha construido un tejido social propio, capaz de defender el territorio y los procesos organizativos que sustentan ese tejido social.

El mundo llamado Arauca

Han sido varios los avances de organización, movilización, institucionalidad, valores, normatividad e incluso de políticas legítimas, que las comunidades apropian y defienden. Se produjo un posicionamiento de referentes legítimos que ayudan a mejorar la calidad de vida de las personas, como asociaciones, cooperativas, normas de convivencia comunal, entre otras. La fortaleza integral del tejido social ha sostenido sus construcciones históricas desde la llegada de los colonos.

Es por eso, que citando una de las frases de la desaparecida Asociación departamen-tal de Usuarios Campesinos de Arauca “Hemos puesto nuestra casa sobre nada dado que el mundo entero nos pertenece” y esta otra que se encuentra en el Plan de vida “El mundo es nuestro territorio y nuestro territorio es el Centro oriente de Colombia, lo concebimos como el espacio natural y propio donde es posible nuestra vida, por eso lo defendemos con nuestras luchas sociales” (OSCO, 2012, p.73).  Esto respecta a una visión de la vida que abarca todos los ámbitos en los que el ser humano se recree como sujeto.

Referenciábamos arriba la historia de lucha social de las comunidades a raíz del abandono estatal, lo que produjo la tenencia de condiciones mínimas para vivir en una búsqueda constante de dignidad. A partir de la lucha social, campos como el ambiente y territorio, la productividad, la salud, la educación y los Derechos Humanos son construidos desde la praxis de campesinos e indígenas, con enfoques propios, formulación del contexto propio y la puesta en marcha de propuestas trabajadas por las comunidades. El eje de ambiente y territorio como la productividad se han expuesto anteriormente por su carácter estratégico, por lo que en los ejes de educación, salud y Derechos humanos se desprende su importancia fundamental en formar sujetos críticos, transformadores y solidarios; así es como la educación se concibe como la columna vertebral del proceso de cambio, a partir del rescate de las prácticas ancestrales y la memoria histórica, lo que arraiga la identidad en el sujeto y la comunidad.

En las experiencias de fincas agroecológicas que poseen miembros de la comunidad, se reutiliza todo lo que produce la finca incluyendo los desechos orgánicos de la cocina o del cultivo, para crear insumos que ayudan a proteger las plantas de plagas y enfermedades, revitalizar el suelo, brindar de vitaminas y proteínas al cultivo. Estos conocimientos se comparten entre los campesinos que conocen las tradiciones de sus antecesores, complementándolos con los aportes que reciben de otras comunidades. Aquí la falta de recursos para la investigación es una constante, ya que potenciaría ese conjunto de saberes agroecológicos.

Una experiencia que se resalta entre la comunidad de Arauca específicamente, es el “Bachillerato Agrario” que en su momento permitió no solo validar la secundaria a las personas que no pudieron terminar sus estudios para obtener este título, sino que integraba conocimientos en agricultura, soberanía alimentaria, agroecología llevando a la práctica lo que aprendido en este proceso. Vale recordar también que la desaparición del bachillerato agrario se debió a la persecución política y militar que impulsó el ex presidente Álvaro Uribe en este territorio contra el movimiento social.

Fue así como a inicios de este siglo, tanto las comunidades como los procesos organizativos protagonizados por ellas fueron blanco de la represión gubernamental, con la justificación de ser miembros o colaboradores de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional. Ese oscuro periodo de agudización del terrorismo de Estado inició en el año 2000 hasta el 2008 que terminó la segunda presidencia de Uribe.

Seguidamente, en la salud su enfoque principal es el de prevenir enfermedades que afectan a las personas, pero sin limitarse al suministro de medicamentos o al tratamiento médicos efectivos. Abarca también la necesidad de establecer excelentes relaciones sociales, condiciones óptimas de alimentación, ambientales, económicas, biológicas, sicológicas para que no la salud no se dañe integralmente. El estar bien implica no solo el no tener una enfermedad o el tener el tratamiento adecuado para tratar alguna molestia, incluye el estado de ánimo del sujeto, y para tenerlo equilibrado deben desaparecer las causas que se encuentran en el entorno del ser humano. El poder ser feliz inciden en la salud de la comunidad, según esta concepción.

Continuando con los Derechos humanos, se hace énfasis en la protección del acumulado histórico que se tiene en materia de derechos hoy en día, teniendo en cuenta los diferentes aportes hechos en cada momento de la historia que paulatinamente contribuyen al fortalecimiento institucional-universal de los derechos que tienen todo ser humano. Desde la revolución francesa, la independencia de las colonias españolas y británicas, las declaraciones del siglo pasado después de las guerras mundiales, son insumos que se toman como fuente para reconocer el conjunto de derechos que son violados por diferentes países capitalistas, como los E.E.U.U.

Aunque hace mención a un valor esencial tomado por las comunidades ancestrales de Latinoamérica, el respeto por el otro y a la naturaleza (OSCO, 2012, p.154) como insumo propio, en aras de incluir desde una óptica de lucha social de los pueblos los valores que fundamentaron las diferentes rebeliones en la historia moderna. Por eso la transversalidad de este eje alimenta toda la integralidad del Plan de vida, porque alimenta el trabajo organizativo y de movilización social que busca el equilibrio entre el respeto por la vida en todas sus expresiones con la construcción permanente de un modelo de sociedad totalmente diferente al moderno-colonial.

El sujeto formado en estas condiciones desarrolla un discurso, una visión del mundo y una praxis concreta que retoma la historia de defensa y resistencia del territorio. En sí, se moldea un sujeto crítico de la totalidad capitalista y creador de un orden social diferente, que está en construcción diaria. A partir de la identidad, se arraiga a la cultura campesina o indígena, que se articula a la historia de que tuvo Arauca, los valores del trabajo y el respeto profundo por la vida se apropian, y así todo un relacionamiento con cada espacio y práctica que posee el territorio que tiene el sujeto lo arraiga a un mundo que está en conflicto con otro mundo, cuyo representante inmediato es el Estado colombiano.

Bibliografía

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  • Dussel, E. (1996). Filosofía de la Liberación. Bogotá, Colombia: Editorial Nueva América.
  • Dussel, E. (2001). Hacia una Filosofía Política Critica. Brouwer, Bilbao: Editorial Desclée.
  • Escobar, A. (2014). Sentipensar con la tierra, nuevas lecturas sobre desarrollo, territorio y diferencia. Medellín, Colombia: Ediciones UNAULA.
  • De Sousa Santos, B. (2010) Descolonizar el saber, reinventar el poder. Montevideo, Uruguay: Ediciones Trilce.

Wilmar Harley Castillo Amorocho Comunicador social-periodista de la Universidad del Tolima, estudiante de la Maestría Gerencia Educativa de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador de la República Bolivariana de Venezuela. Con experiencia en procesos comunicativos con comunidades campesinas y medios radiales comunitarios.

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http://mexicanadecomunicacion.com.mx/rmc/2018/02/01/el-territorio-de-arauca-es-una-apuesta-por-la-vida/feed/ 1
Ley sobre desapariciones http://mexicanadecomunicacion.com.mx/rmc/2018/01/31/ley-sobre-desapariciones/ http://mexicanadecomunicacion.com.mx/rmc/2018/01/31/ley-sobre-desapariciones/#respond Wed, 31 Jan 2018 20:09:55 +0000 http://mexicanadecomunicacion.com.mx/rmc/?p=24213 Coja, pero camina

«Finalmente, medio siglo después que se oficializó la práctica de un delito tan deleznable en el país, México ingresó al grupo de naciones que tienen una ley sobre Desaparición Forzada. Lo hizo, obviamente, en forma tardía y con amarres legales que no permiten escalar en la exigencia de responsabilidades hasta los mandos jerárquicos más altos del ejército, la marina o las policías federales.
Llamada Ley General en Materia de Desaparición Forzada de Personas, Desaparición Cometida por Particulares y del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas, fue emitida por el Congreso de la Unión en octubre de 2017 y promulgada un mes después por el presidente Enrique Peña Nieto como “de orden público, interés social y observancia general en todo el territorio” de la república».

Por José Reveles

Además de permitir la impunidad de altos mandos como perpetradores, tampoco satisfizo la petición reiterada de que se contara con un cuerpo de policía e investigación especializado para ubicar el paradero de los desaparecidos. Se trata de más de 33 mil oficialmente aceptados, pero muy posiblemente con casi el doble de esa cifra detectados en denuncias, casos comunicados a alguna autoridad y extraviados en registros poco confiables, manipulados, aportados por una gran variedad de instituciones de gobierno de los tres niveles: municipal, estatal, federal. Estos registros constan en estadísticas que no se parecen entre sí y que desconciertan a la sociedad, a las familias de las víctimas y a las organizaciones defensoras de derechos humanos.

La nueva legislación introduce un tema que igualmente había sido ignorado en las normas mexicanas, que es el de la desaparición cometida por particulares. Establece penalidad más alta si es una autoridad o servidor público quien perpetra y consiente este delito o auxilia y permite por omisión que ocurra, aunque no participe directamente en el hecho delictivo. También prevé condenas de 25 a 50 años de prisión a cualquier particular “que prive de la libertad a una persona con la finalidad de ocultar a la víctima o su suerte o paradero”.

Crea la nueva ley una Comisión Nacional de Búsqueda de Personas para evitar dispersión de esfuerzos y recursos, para centralizar información, así como un Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas. La necesidad de crear estas dos nuevas instancias confirma, por sí misma, la caótica masa de datos existentes. Esto incluye las muestras de ADN de los familiares y la falta de confiabilidad en los registros y en los sistemas de búsqueda empleados hasta ahora, si es que los hay. Todo esto se da en un ambiente en el cual los familiares de desaparecidos han tomado la iniciativa de exhibir y sustituir la inacción de las autoridades y han creado grupos de “buscadoras”, “de rastreadores”, que ya han localizado fosas clandestinas -sin acompañamiento oficial en la mayor parte de las ocasiones-, lo mismo en Veracruz, a donde grupos de varias entidades acudieron en abril de 2016 en solidaridad y apoyo a familiares de desaparecidos, que en otras entidades.

Y es que la práctica de ocultar cadáveres bajo la tierra, en socavones de minas, en pozos y cuevas naturales, se replica lo mismo en Guerrero, Sinaloa, Coahuila, Estado de México, Chihuahua, Baja California y muchos otros sitios del país. En campamentos han sido halladas herramientas y lugares precisos donde hipotéticamente habría “cocinas” para deshacer cuerpos en ácido y diésel, empleando tambos metálicos de 200 litros; múltiples instrumentos para desmembrar cuerpos primero y después para triturar pequeños residuos de huesos humanos ya calcinados.

Era urgente y absolutamente necesario crear la Ley de Desaparición Forzada de Personas en el país de los desaparecidos.

Aunque se le mire coja, incompleta, diseñada para no permitir castigo a la cadena superior de mando militar o policial; sin una policía especializada  y de acompañamiento que debía haber estado bajo el mando de un Consejo ciudadano y del sistema nacional de búsqueda; con rendijas evidentes para la impunidad y sin apegarse estrictamente a los mandatos internacionales de convenios que México ha suscrito y ratificado; con un presupuesto magro de 500 millones de pesos, cantidad similar a la que tenía unos tres años antes el Mecanismo de Protección para Defensores de Derechos Humanos y Periodistas, gremios cuyas víctimas suman varios cientos, pero no una multitud comprobable de decenas de miles como los desaparecidos; de todos modos hacía falta hace medio siglo una Ley para sistematizar, tratar de entender el fenómeno, investigar de fondo, unificar la estadística con verdad, identificar patrones y perfiles de los perpetradores, mapear zonas geográficas de alto riesgo; buscar vivas primero a las personas desaparecidas y darse a la tarea de identificarlos en automático, cuando aparezcan cuerpos confinados en las fosas, porque ya habrá un banco genético confiable con la aportación voluntaria del ADN de los familiares.

Se estará partiendo, no de cero, sino de algo quizá peor: de una estadística contaminada y mentirosa que ha sido alimentada durante años por la desidia, la insensibilidad, el encubrimiento, los intereses de la política y la corrupción, la necesidad de ocultar y propiciar impunidades mil, la no rendición de cuentas, la fragmentación del país en muchos Méxicos. Se trata de esa misma balcanización que permitió a los gobernadores ser dueños de vidas y haciendas hasta apoderarse de dineros del erario y de otros caudales que ni siquiera existían sino que ellos mismos engordaron con endeudamientos de miles de millones, como se puede constatar, estado por estado, con el hecho insólito de que este país tenga, al mismo tiempo, a nueve ex mandatarios en prisión, perseguidos, capturados en el extranjero y en vías de extradición, más otros en la lista de espera.

En materia de corrupción, de asesinatos dolosos y desapariciones, el gobierno mexicano en su conjunto perdió la brújula y el control hace muchos años y hace falta un mayúsculo esfuerzo de reconstrucción solamente en esos asuntos.

Como señala el Informe Ejecutivo que preparó el Centro Diocesano para los Derechos Humanos Fray Juan de Larios, A.C., cuando estaba por visitar México una misión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a finales de 2015:

“Por el lado de la desaparición forzada de personas o desaparición por particulares, se carece de un registro específico. Este dato se tiene que obtener, indirectamente, de los registros de secuestro, del registro que alguna procuraduría, como la de Coahuila, guarde sobre personas no localizadas o del Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas, (ya) que en ningún caso desagregan la información de esas personas desaparecidas”.

En el documento, el Centro Diocesano analiza constantes en Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas y Durango, a partir de 2009, cuando comenzaron a difundirse las desapariciones “como una situación generalizada y no vinculada a movimientos sociales, políticos o religiosos, y sin que las víctimas tuviesen relación alguna con el crimen organizado”.

Según cifras de homicidios dolosos y secuestros (tomados éstos como dato indirecto de desapariciones, puesto que no existen tales clasificaciones ni registros específicos hasta ahora) de los siete años que hay entre 2008 a 2014, el nivel más alto de la violencia homicida en el noreste del país (se incluye Durango, que no pertenece estrictamente a esa región), se alcanzó en 2011, cuando se recrudeció la división y el conflicto armado entre el Cártel del Golfo y Los Zetas. En cambio, los secuestros y/o desapariciones no dejaron de incrementarse año con año, sobre todo en Coahuila.
El Centro Fray Juan de Larios es de las muy escasas organizaciones serias y comprometidas que se han atrevido a apuntar hacia una mucha más grave y francamente catastrófica realidad numérica de las desapariciones en México.

Cuando el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED), de la Secretaría de Gobernación reconocía un total nacional de 26 mil 599 personas desaparecidas, en sus cifras ubicaba 9 mil 512 en las cuatro entidades analizadas, poco más de la tercera parte del total nacional en solamente Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas y Durango.

Si la cifra negra de No-Denuncia era en 2010 de 92 por ciento; en 2011 del 91.6 por ciento; en 2012 de 92.1 por ciento y en 2013 hasta del 93.8 por ciento (según la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública del INEGI, Instituto Nacional de Geografía e Informática), “podría haber hasta 9 veces más de personas desaparecidas de las que se aceptan”, escribió el Centro que opera desde Saltillo. “Sostenemos la hipótesis de que entre el gobierno federal y los estatales se pretenden ocultar las cifras reales de desaparecidos para manipular la percepción de gravedad y evadir su responsabilidad de frenar y atender el fenómeno; de otra manera no se entiende por qué los datos registrados en las procuradurías locales y en la PGR no se reflejan en el RNPED”.

“La cifra total estaría rondando (en esa hipótesis) el millón de personas desaparecidas o no localizadas; más de 400 mil para la región noreste. La disparidad de las cifras solo refleja incertidumbre y la necesidad de contar con registros reales y confiables”.

Más allá de este cálculo extremo y gravísimo, lo cierto es que el número de personas desaparecidas que mantiene Gobernación como cifra oficial ya supera los 33 mil casos. Ojo: son los pendientes de resolver, son los jóvenes, mujeres y hombres, además de los menores y los ancianos cuyo paradero se desconoce hace semanas, meses o años. Son los remanentes después de que las estadísticas se modificaron a la baja en por lo menos dos ocasiones, cuando los registros se ajustaron desde el escritorio, simplemente cambiando la metodología de clasificación y conteo, pero sin que autoridad alguna, organización o persona particular diera el nombre o presentara físicamente en público a un solo individuo “ex desaparecido” y vuelto a la normalidad.
Por eso la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) pudo revisar los registros de 57 mil 861 personas reportadas como desaparecidas entre 1995 y 2015, de las cuales (asienta en su Informe Especial sobre Desaparición de Personas y Fosas Clandestinas en México, 7 de abril de 2017) pudo corroborar en esa condición a 32 mil 236. Más allá de la metodología de desglose, de la imposible constatación de miles de casos y la comprobación de miles más, lo real es que hubo esos 57 mil 861 “registros” de desaparición, en un momento dado, en varias dependencias oficiales y en una exhaustiva búsqueda hemerográfica.

La CNDH cumplió con su papel y descubrió el mayor número de agujas en el difuso y contradictorio pajar de las estadísticas no unificadas, no coordinadas, no aglutinadas en un banco de datos central, equívocas y por ello nunca merecedoras de confianza desde la sociedad y desde los colectivos de familiares en búsqueda.

Para confirmar el caos, resulta verdaderamente antológica la respuesta oficial de la Procuraduría General de Justicia del estado de Coahuila a una solicitud de información sobre el número de personas desaparecidas que esa dependencia tendría identificadas allá por 2015:

“… Después de una búsqueda exhaustiva (…) no es posible proporcionar la información que solicita el recurrente (el propio Centro Larios), ya que no existe una clasificación que se realice respecto
de los reportes de desaparecidos. Informo que únicamente dentro de esta Subprocuraduría todos los casos tienen el carácter de ‘personas no localizadas’. El hecho de clasificarlas obligaría a turnarlas a las áreas correspondientes, como pudiera ser, por ejemplo, de un secuestro al Grupo Especial de Secuestros, etc…”

De ese tipo de procuradurías y de sus averiguaciones previas obtiene su información el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED de la Secretaría de Gobernación). Exactamente igual se alimenta de datos de averiguaciones previas de la Procuraduría General de la República, en cuyo catálogo de delitos o en las carpetas de investigación la desaparición de personas se subsume o queda clasificada muchas veces como delincuencia organizada o secuestro.

Sólo de esa manera se explica que no aparezcan en las listas del RNPED personajes que se han vuelto icónicos en México por la lucha incansable y sin tregua que han sostenido sus familiares para lograr su aparición con vida. Desaparecidos en la cruel realidad, luego fueron desaparecidos de las listas oficiales de los desaparecidos.

Algunos ejemplos: Dan Jeremeel Fernández Morán, ejecutivo de Seguros ING Afore, visto por última vez el 19 de diciembre de 2008 en Saltillo, cuando ya no llegó a recibir a su madre Yolanda a la terminal de autobuses (luego se supo que fueron militares sus plagiarios). Francisco Ocegueda Ruelas, de 23 años y a punto de terminar su carrera de ingeniero industrial, llevado de su casa en Tijuana por hombres armados en febrero de 2007 (su padre Fernando Ocegueda Flores fundó la asociación Unidos por los Desaparecidos, desde donde ha hecho al menos 32 búsquedas en fosas clandestinas y en lotes baldíos). El joven ingeniero José Antonio Robledo Fernández, de 32 años, llevado con violencia por hombres armados en Monclova, la tarde del 25 de enero de 2009 (sus padres hallaron a varios de los culpables, pero los jueces los han ido liberando).

De registros tan descuidados obviamente deriva la inconsistencia de las cifras de desaparecidos en todo el país. Habrá que tomar a la estadística oficialmente reconocida como apenas el piso, la base mínima aceptada sobre la cual, con la nueva Ley de Desapariciones, hipotéticamente se podría reconstruir una “verdad histórica” en torno al que es, sin duda alguna, el más sensible, doloroso y absurdamente desatendido tema de derechos humanos en México: el de los desaparecidos.

Es importante pensar que por cada persona desaparecida en México hay por lo menos 5 o 6 familiares de su entorno que son dañados y marcada su cotidianeidad por ese delito de lesa humanidad. Y entonces la población afectada sube de las decenas de miles a los cientos de miles de ciudadanos heridos de por vida por esta inhumana y pluriofensiva práctica.

Y los falsos positivos, además

En la narrativa mexicana sobre violaciones a los derechos humanos muy poco se han elaborado análisis y teorías a cargo de expertos e investigadores en torno a los falsos positivos, un fenómeno criminal cometido por militares, policías y grupos paramilitares al servicio del Estado, que invariablemente parecería estar precedido por una desaparición forzada.

Sin embargo, la perversa práctica, que describiremos a continuación, parece haber evolucionado y también pueden ser creados falsos positivos artificialmente tras una masacre o un enfrentamiento armado, para adjudicarle a las personas privadas violentamente de la vida una identidad, un actuar inventado o una pertenencia a algún grupo criminal que les eran ajenos antes de ser asesinadas. Ocurre entonces que a esos cuerpos se les “desaparece” (de manera forzada) la personalidad que como humanos tuvieron en vida y a la cual deberían tener derecho una vez muertos.

Fue en Colombia, durante el gobierno de Álvaro Uribe (2002-2010) con su política de “seguridad democrática” cuando se dieron unos 5 mil casos de falsos positivos, que no eran otra cosa que jóvenes citadinos o campesinos inocentes, secuestrados y asesinados por militares, quienes luego eran presentados como guerrilleros caídos en combate. Eran vestidos con uniformes camuflados de las FARC. Cuando se descubrió que las balas en los cuerpos no estaban en los uniformes, las fuerzas armadas decidieron primero secuestrar y desaparecer, confinar en instalaciones castrenses, vestir a los capturados y luego victimarlos frente a un pelotón de fusilamiento. Tenía que hacerse a unos metros de distancia para que no apareciera el fogonazo de los disparos en los uniformes y en los cuerpos.

Esta inhumana práctica se dio después de la Directiva Ministerial 29, firmada por el ministro de Defensa Camilo Ospina, el 17 de noviembre de 2005, y el Decreto 1400, del 25 de mayo de 2006, emitido por el presidente Uribe para premiar a los cuerpos del ejército y a los soldados y oficiales que más bajas mortales hubiesen logrado contra la guerrilla. Resultado: el ejército se dedicó a buscar jóvenes en barrios y en el campo para ultimarlos y presentarlos como caídos en combate y como prueba del éxito del gobierno en su guerra al narcotráfico y a la guerrilla.

A final de cada mes se premiaba a los miembros de las fuerzas armadas que registraran el mayor número de combatientes dados de baja: recompensas en dinero, permisos de vacaciones, capacitaciones en el extranjero y ascensos en el ejército, describe un estudio de Edgar Villa y Ernesto Cárdenas, de la Universidad de la Sabana y la Universidad Externado de Colombia titulado “La política de seguridad democrática y las ejecuciones extrajudiciales”. Este tipo de incentivos “generó un afán desmedido por mostrar resultados satisfactorios en la lucha contra los grupos al margen de la ley”. El error, dicen los autores, “fue dar por seguro que los militares respetarían las leyes y los derechos humanos”. Citan la declaración de un general:

“… Uno de los incentivos que nos otorgaban a los comandantes de contraguerrilla de cada batallón era una licencia por todo el mes de diciembre a los pelotones que más sumaran muertos en el año. O sea que si mi pelotón del Batallón Cabilio era el que más había dado muertos, yo y mi gente salíamos todo el mes de diciembre (…) También se nos dijo que el soldado que más bajas diera sería incentivado con enviarlo al
Sinaí o a un curso fuera del país”. (Sinaí, en Egipto, en donde Colombia mantiene un batallón desde las épocas de los tratados de paz entre Israel y Egipto, como uno de los países garantes por parte de Naciones Unidas, a cuyos miembros va relevando y antes los lleva a visitar Jerusalén, el Valle de los Reyes, las Pirámides de Egipto).

Los autores dicen que el gobierno promovía los incentivos, “pero no tenía manera de comprobar si los muertos eran o no guerrilleros”. De hecho se daba dinero para que la inteligencia militar detectara la presencia de agentes ilegales, se planeaba una operación e iba una brigada que operaba sin controles. Si no había resultados, siempre estaba el recurso de los falsos positivos; se pagaba entonces a un informante ficticio, quien era premiado con una recompensa, pero tenía que dar parte del botín a los comandantes “para que consiguieran víctimas y armas para ponerle al cuerpo”. El resultado era “un civil que hacían pasar por guerrillero, dos semanas de permiso para el soldado y felicitaciones para el oficial encargado”. Describió a su manera el fenómeno Philip Alston, relator especial de Naciones Unidas para las Ejecuciones Extrajudiciales, después de que hizo una visita in situ a Colombia en junio de 2009:

“Miembros del ejército matan al individuo. Luego se manipula el lugar de los hechos para que parezca que la persona fue dada de baja legítimamente en el fragor de un combate. A menudo se hace una fotografía en la que sale vistiendo uniforme de guerrillero, con un arma o granada en la mano. Las víctimas suelen ser enterradas de manera anónima en fosas comunes y los asesinos son premiados por los resultados conseguidos en la guerra contra la guerrilla (…) Miembros de la fuerza de seguridad en Colombia perpetraron un número significativo
de ejecuciones extrajudiciales en un patrón que se fue repitiendo a lo largo del país”.

Decíamos que la denominación de falso positivo no está incorporada al lenguaje cotidiano de la prensa, los expertos, los familiares de víctimas u organizaciones civiles defensoras de los derechos humanos en México. Pero la práctica sí es común en los últimos años y sobran ejemplos de esta falsificación de la realidad en aras de mostrar triunfos en la guerra contra la delincuencia organizada. Citaremos algunos pocos:

-Los estudiantes del Tec de Monterrey, Jorge Antonio Mercado Alonso y Javier Francisco Arredondo Verdugo, fueron acribillados por tropas del ejército antes de salir del Campus en la madrugada del 19 de febrero de 2010. Sus cadáveres fueron movidos y falsamente colocados afuera, se les sembraron armas largas y la milicia afirmó en sus reportes que eran sicarios que habían llegado en una camioneta y agredido a los soldados. Los militares no pudieron explicar por qué los cuerpos tenían destrozadas las cabezas con objetos contundentes, como la culata de los fusiles. Eran alumnos de excelencia y en expedientes judiciales siguen apareciendo hoy como criminales. Se les secuestró su personalidad; se les colocó un disfraz delincuencial que no existe.

-Los 35 cuerpos abandonados en la vía pública en Boca del Río, Veracruz, el 20 de septiembre de 2011, y los 26 exhibidos bajo el Arco del Milenio en Guadalajara, Jalisco, el 24 de noviembre siguiente. Está confirmado que no eran zetas ni matazetas, sino ciudadanos jóvenes y menores de edad capturados al azar, desaparecidos y luego fríamente asesinados para infundir terror, tal como se describió en páginas anteriores, donde se dan los nombres y ocupaciones precisas de las víctimas. Son falsos positivos y seis años después no hay certeza sobre quiénes cometieron esos crímenes.

-Cuando en Villas de Salvárcar, Ciudad Juárez, un comando armado masacró a 16 adolescentes y jóvenes en una fiesta en la madrugada del 31 de enero de 2010, el entonces presidente Felipe Calderón, desde Japón donde se encontraba en gira, dijo que los asesinados eran pandilleros y que todo se originó por la delincuencia organizada y el narcomenudeo. Resulta que las víctimas eran otra vez estudiantes de excelencia y deportistas que celebraban un cumpleaños.

Tuvo razón Luz María Dávila, la madre de dos de los asesinados al decirle a Calderón, el último día del novenario a los jóvenes: “usted no es bienvenido a Ciudad Juárez”, porque si los asesinados fueran hijos suyos, buscaría hasta debajo de ls piedras a los culpables; tendría qué disculparse de decirle pandilleros a muchachos buenos, estudiosos, deportistas, que solamente se estaban divirtiendo”.

Calderón construyó con sus declaraciones a un grupo de falsos positivos para apuntalar su absurda ecuación, aplicada en su mandato, de que entre más muertos, más éxito en la guerra contra el narcotráfico y la delincuencia organizada. El lavado de conciencia de ese ex mandatario le costó 3 mil 300 millones a las arcas nacionales, cantidad que destinó al programa “Todos somos Juárez” en tiempos del gobernador priista Jesús Reyes Baeza, ese mismo año sustituido por su correligionario César Duarte Jáquez, hoy acusado de corrupción. Inversión multimillonaria cuyos resultados fueron muy pobres y más bien se diluyeron en los discursos y en las promesas.

Este texto es un adelanto de un libro de próxima aparición sobre el mismo tema.

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Información de agencia en el periodismo mexicano http://mexicanadecomunicacion.com.mx/rmc/2018/01/26/informacion-de-agencia-en-el-periodismo-mexicano/ http://mexicanadecomunicacion.com.mx/rmc/2018/01/26/informacion-de-agencia-en-el-periodismo-mexicano/#respond Fri, 26 Jan 2018 17:52:25 +0000 http://mexicanadecomunicacion.com.mx/rmc/?p=24192 El periodismo mexicano en las secciones internacionales

Las agencias de noticias en el periodismo internacional mexicano son las proveedoras casi exclusivas de información. La falta de una visión global de los editores y periodistas mexicanos ha ocasionado que con regularidad solo copien la información que llega desde redacciones extranjeras de empresas como AFP. Esto los hace caer en un plagio noticioso que ha sucedido durante varios años y no tiene, al parecer, una pronta solución.

Por Daniel Martínez Garbuno

El periodismo internacional no vende, es un artículo caro y un lujo innecesario en estos tiempos de restricciones económicas, dice Cecilia Ballesteros en la introducción al fantástico libro recopilatorio Queremos saber cómo y por qué la crisis del periodismo nos afecta a todos (Ballesteros, et al 2012, pág. 5). En dicha publicación, ella y otros periodistas españoles como Mikel Ayestaran y Ramón Lobo critican el cierre de corresponsalías y la falta de visión global de los editores en España. Esta situación se repite –o tal vez se agravia– en México.
Algunos periódicos como Excélsior tien|en la cuestionable costumbre de basar toda la información internacional que publican en sus diarios de los cables enviados por distintas agencias de noticias como EFE, AFP y DPA (Martínez Garbuno, 2017, pág. 80). Lo que es más intrigante es que los editores mexicanos muchas veces no cambian la redacción de los textos originales, lo que deriva en una especie de plagio noticioso que acucian varias redacciones en el país.

Un ejemplo reciente: Trump en la agenda mexicana
Como ejemplo se presenta una noticia publicada por distintos diarios mexicanos en octubre de 2017. El suceso consiste en que el presidente estadounidense, Donald Trump, retó a su secretario de Estado, Rex Tillerson, a una prueba de coeficiente intelectual con el fin de averiguar quién de los dos es más inteligente. Como se podrá observar, el párrafo inicial es prácticamente idéntico para, al menos, cinco diarios de la Ciudad de México.

El Sol de México:

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, desestimó reportes de prensa que señalaban que su secretario de Estado alguna vez lo llamó “estúpido”, pero insinuó que él es más inteligente que Rex Tillerson y sugirió comparar pruebas de coeficiente intelectual de ambos para demostrarlo (AFP, 2017, pág. 14A).

Milenio:

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, desestimó reportes de prensa que señalaban que su secretario de Estado lo llamó “estúpido”. Sin embargo, el magnate insinuó que él es más inteligente que Rex Tillerson y sugirió comparar pruebas del coeficiente intelectual de ambos (Agencias, 2017, pág. 31).

Excélsior en línea:

El presidente Donald Trump desestimó reportes de prensa que señalaban que su secretario de Estado alguna vez lo llamó “idiota”, pero insinuó que es más inteligente que Rex Tillerson, afirmando en una entrevista publicada ayer, que si lo hizo “quizás deberíamos comparar pruebas de inteligencia” (AP & AFP, 2017).

La Jornada:

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, insinuó este martes que él es más inteligente que el secretario de Estado, Rex Tillerson, y sugirió comparar pruebas de coeficiente intelectual para demostrarlo, días después de que desestimó reportes de prensa que señalaban que el jefe del a diplomacia alguna vez lo llamó “estúpido” (AFP & AP, 2017, pág. 27).

El Universal en línea:

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, desestimó reportes de prensa que señalaban que su secretario de Estado alguna vez lo llamó “estúpido”, pero este martes insinuó que él es más inteligente que Rex Tillerson, y sugirió comparar pruebas de coeficiente intelectual para demostrarlo (AFP, 2017).

Pese a que es cierto que esta nota no es –no debe serlo– la más importante de la agenda internacional, es interesante observar cómo se repiten las mismas fuentes (las agencias Agence France Presse y Associated Press), las mismas frases, la misma redacción, todo lo mismo. Y es sólo un síntoma de una enfermedad más grave.
Existe una dependencia crónica por parte de los periódicos en la capital a la información que proviene de agencias de noticias1. Si se les considera a estas como organizaciones cuyo objetivo es “juntar y vender noticias alrededor del mundo para beneficios de los medios ‘minoristas’ (periódicos, televisoras y medios digitales) y otros organismos (empresas, instituciones financieras, gobierno e individuos privados)” (Boyd-Barrett & Rantanen, 1998, pág. 19) que además ejercen el más peligroso de los imperialismos, el cultural (Trejo Delarbre, 1989, pág. 20), entonces estamos frente a un problema que debe ser atendido y también comprendido2.
¿Por qué se habla de que las agencias ejercen un imperialismo cultural y que los periódicos –y los lectores– son sujetos a éste?
Como menciona Zamora Meneses, el negocio de las agencias es describir lo que sucede en el mundo y “no siempre dicen qué hay que pensar, pero siempre dicen acerca de qué hay que pensar” (Zamora Meneses, 1999, pág. 59). En el caso del párrafo publicado por los cinco diarios mexicanos y que provino de la agencia AFP, lo que permea es una imagen del presidente de los Estados Unidos, en la que se le dibuja como un peleonero: al mismo tiempo defiende a su secretario de Estado y lo reta para demostrar que él es más inteligente. El objetivo de los periódicos no es juzgar, es informar; aquí, al permitir que la misma información se duplique, triplique, cuadruplique y quintuplique dan un sesgo al lector sobre la idea que mantienen, no La Jornada o El Universal, sino los periodistas de Agence France-Presse sobre el mandamás estadounidense.
Una situación similar ocurrió tras los ataques terroristas en París el 13 de noviembre de 2015. El 28 de noviembre, dos semanas después de que sucediera aquel evento que dejó una cifra de 130 civiles y siete terroristas muertos, el gobierno francés –presidido por François Hollande– realizó una ceremonia en honor a los fallecidos.

Al día siguiente, Milenio, La Jornada y Excélsior publicaron la misma nota, y llegaron al extremo de dejar el mismo error gramatical, sin darse el tiempo a cambiarlo. Este párrafo es:

Hollande denunció que esa “horda de asesinos” actuaron (SIC) “en nombre de una causa demente y de un Dios traicionado”, y calificó los ataques
de “acto de guerra organizado desde lejos y fríamente ejecutado” (Excélsior, 2015, pág. 4); (Jornada, 2015, pág. 23); (Milenio, 2015, pág. 29).

¿Hasta qué punto es válido citar palabra por palabra al presidente francés?, es la pregunta principal. ¿Acaso no sería más ético señalar que Hollande descalificó a los terroristas y permitir que el lector decida si son una horda de asesinos que traicionaron a su Dios para ejecutar fríamente un acto de guerra?
En este modelo del mundo que es postulado por los medios informativos (Caparrós, 2016), permitir que se imponga la política de la información de los poderosos, que esta hegemonía del pensamiento se mantenga,
es abrirle las puertas al control. Los periodistas y los lectores deberían unirse para luchar contra los cuatro jinetes del Apocalipsis de la prensa (Bastenier, 2014), esos que Bastenier tanto criticó pues observó que las consecuencias sociológicas de permitirles vivir serán –son– graves.

Referencias

  • AFP. (10 de Octubre de 2017). Trump asegura ser más listo que Tillerson; lo reta a hacer test de inteligencia. El Universal. Recuperado el 11 de Octubre de 2017, de http://www.eluniversal.com.mx/mundo/trump-asegura-ser-mas-listo-que-tillerson-lo-reta-hacer-test-de-inteligencia
  • AFP. (11 de Octubre de 2017). Trump reta a duelo de inteligencia. El Sol de México, pág. 14A.
  • AFP, & AP. (11 de Octubre de 2017). Trump insinúa que ganaría a Tillerson en prueba de coeficiente intelectual. La Jornada, pág. 27.
  • Agencias. (11 de Octubre de 2017). Trump reta a Tillerson a comparar inteligencias. Milenio, pág. 31.
  • AP, & AFP. (11 de Octubre de 2017). Donald Trump reta a Rex Tillerson. Excélsior. Recuperado el 11 de Octubre de 2017, de http://www.excelsior.com.mx/global/2017/10/11/1193950
  • Ballesteros, C., González, E., Bassets, M., Requena, P., Villalpadierna, R., Ayestaran, M., . . . Lobo, R. (2012). Queremos saber cómo y por qué la crisis del periodismo nos afecta a todos. Barcelona: Debate.
  • Bastenier, M. Á. (7 de Junio de 2014). Los cuatro jinetes del Apocalipsis. Recuperado el 14 de Enero de 2016, de El País: http://internacional.elpais.com/internacional/2014/06/06/actualidad/1402090140_909122.html
  • Boyd-Barrett, O., & Rantanen, T. (1998). The globalization of news. Londres: Sage.
  • Caparrós, M. (2016). La crónica. México: Planeta.
  • Excélsior. (28 de Noviembre de 2015). Hollande promete terminar con el EI. Excélsior, pág. 4.
  • Jornada, L. (28 de Noviembre de 2015). Se compromete el mandatario francés a “destruir al ejército de fanáticos”. La Jornada, pág. 23.
  • Martínez Garbuno, D. (2017). Terrorismo en las letras: agencias de noticias, hegemonía y soft power. México: Universidad Nacional Autónoma de México. Recuperado el 11 de Octubre de 2017, de https://www.academia.edu/34721616/Terrorismo_en_las_letras_agencias_de_noticias_hegemon%C3%ADa_y_soft_power
  • Milenio. (28 de Noviembre de 2015). Hollande: “Destruiremos a ese ejército de fanáticos”. Milenio, pág. 21.
  • Trejo Delarbre, R. (1989). Las agencias de información en México. México: Trillas.
  • Zamora Meneses, M. d. (1999). El corresponsal extranjero y las agencias de noticias en México. México: Universidad Nacional Autónoma de México. Recuperado el 20 de Noviembre de 2015, de http://bc.unam.mx/index-alterno.html

Notas

  1. Existen distintos corresponsales que hacen un excelente trabajo y publican en varios periódicos capitalinos como Carlos Siula en El Sol de México; Armando G. Tejeda en La Jornada o Irene Selser en Milenio, entre otros más. Sin embargo, aun así se mantiene esta dependencia al servicio de agencias y a las redacciones extranjeras.
  2. Queda claro que las agencias de noticias no son malas. Son una herramienta útil para poder obtener información de sitios lejanos que, de otra manera, quedarían fuera del espectro noticioso abarcable para las empresas minoristas y con presupuestos ajustados como son los periódicos.

 

Daniel Martínez Garbuno Periodista titulado con mención honorífica por la Universidad Nacional Autónoma de México. Su tesis habla sobre la hegemonía de las agencias de noticias en el periodismo mexicano. Tiene experiencia en diversos medios en el panorama nacional como Contenido y Notimex.

 

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Convocatoria RMC # 142 – Elecciones y comunicación en México http://mexicanadecomunicacion.com.mx/rmc/2018/01/25/convocatoria-rmc-142-elecciones-y-comunicacion-en-mexico/ http://mexicanadecomunicacion.com.mx/rmc/2018/01/25/convocatoria-rmc-142-elecciones-y-comunicacion-en-mexico/#respond Thu, 25 Jan 2018 18:52:25 +0000 http://mexicanadecomunicacion.com.mx/rmc/?p=24200

La Revista Mexicana de Comunicación, editada en su nueva época por la Universidad Autónoma
Metropolitana, Unidad Cuajimalpa, a través del Departamento de Ciencias de la Comunicación:

CONVOCA

A todos los académicos, investigadores y profesionales de la comunicación a enviar artículos o
ensayos que formarán parte de la edición #142,  enero-junio de 2018, en su versión digital.

Los textos deberán seguir los siguientes lineamientos:

1.- Temática

El tema central de esta edición será “Elecciones y comunicación en México”.
Las elecciones presidenciales del 2018 son un momento de cambio político y social de gran trascendencia en México. Las tres alternativas más visibles plantean programas de gobierno con implicaciones totalmente distintas entre sí: Andrés Manuel López Obrador por Morena, José Antonio Meade por el PRI y el candidato por definir del Frente Ciudadano. Sea cual sea el ganador de la contienda, traerá un nuevo momento histórico a la política mexicana.
Simultáneamente, el papel de los medios digitales será mayor que nunca en estas elecciones. Si los comicios del 2012 ya vieron nacer en Twitter y YouTube el movimiento #YoSoy132, en 2017 podría pasar cualquier otra cosa. La penetración de Internet aumentó en este sexenio aunque no a los niveles esperados. La política en Twitter, los youtubers, la proliferación de bots y trolls pagados por políticos; así como los posibles hackeos, son casos dignos de ser analizados.
¿Cómo serán las campañas políticas del 2018? ¿Qué papel tomarán los medios digitales y los tradicionales? ¿En qué innovarán los políticos y en qué se quedarán cortos ante los usos sociales? ¿Qué hará la sociedad civil ante una de las elecciones más trascendentes de la historia reciente? ¿Cómo verán el proceso electoral desde otros países y otras perspectivas? ¿En qué medida las catástrofes naturales de septiembre de 2017 afectarán estos comicios? Estas y más serán las preguntas guía para iniciar nuestra reflexión.
Los trabajos pueden tratar sobre alguna o algunas de las líneas relacionadas. A continuación se presentan algunos ejemplos aunque los trabajos pueden abarcar otras temáticas similares:
A. Modelos de comunicación política en 2018
A. Los partidos políticos ante las elecciones
B. Candidatos independientes y sus posibilidades electorales
C. Las nuevas campañas políticas
D. Internet, redes sociales y elecciones en México

B. Las campañas políticas del 2018
A. La campaña de Andrés Manuel López Obrador
B. La campaña de José Antonio Meade
C. La campaña de Ricardo Anaya
D. La campaña de los candidatos independientes

C. El papel de las encuestas en las elecciones federales
A. Encuestas fallidas y técnicas de aplicación
B. Nuevas formas de sondeo y opinión
C. Efectos en el electorado

D. La cobertura del proceso electoral
A. Medios tradicionales y agenda pública
B. Medios digitales y falta de regulación
C. Coberturas en medios alternativos
D. La visión de los medios extranjeros

E. Libertad de expresión durante el sexenio
A. Espionaje gubernamental y amenazas al periodismo
B. Libertad de expresión en riesgo: Censura oficial y otras trabas
C. Posverdad, redes sociales y libertad de expresión en Internet

F. Derechos humanos ante el fin de sexenio
A. Casos emblemáticos de violaciones a los derechos humanos
B. Corrupción gubernamental y derechos humanos
C. Reacciones de la sociedad civil ante casos de violaciones a derechos humanos
D. La reconstrucción del país tras los desastres naturales de septiembre de 2017

2.- Géneros

Los trabajos deberán ajustarse a los géneros y formatos referidos a continuación:
A. Reseñas críticas de libros, tesis, investigaciones o productos audiovisuales: Entre 4 y 10 mil caracteres con espacios. Deberá llevar una sinopsis o abstract de 200 caracteres con espacios.
B. Artículos de análisis: Entre 5 y 10 mil caracteres con espacios. Deberá llevar una sinopsis o abstract de 400 caracteres con espacios.
C. Artículos de fondo: Entre 11 y 17 mil caracteres con espacios. Deberá llevar una sinopsis o abstract de 500 caracteres con espacios.
D. Ensayos: Entre 18 y 25 mil caracteres con espacios. Deberá llevar una sinopsis o abstract de 550 caracteres con espacios.
E. Otros géneros: Se dará prioridad a los géneros anteriores. Las propuestas de otros géneros deberán tener entre 10 y 20 mil caracteres con espacios, pero su inclusión está a consideración de los editores. Deberá llevar una sinopsis o abstract de 500 caracteres con espacios.

 

3.- Selección de los textos
La Revista Mexicana de Comunicación decidirá qué trabajos son publicados y en cuál de sus
ediciones (impresa y/o digital).

4.- Recepción de los textos
Los trabajos deberán enviarse hasta el 31 de marzo de 2018  a los correos electrónicos rmc@correo.cua.uam.mx   y   rmc.enlinea@gmail.com .

Se dará acuse de recibo a más tardar dos días hábiles posteriores a la fecha límite de recepción.

5.- Criterios editoriales
Los trabajos deberán seguir el estilo APA 6 de cita y referencia. Anexo a esta convocatoria aparece una breve explicación de sus principales lineamientos. Una explicación ampliada de estos criterios editoriales puede encontrarse en el sitio web de la Revista Mexicana de Comunicación en
el apartado “Criterios editoriales” (http://mexicanadecomunicacion.com.mx/rmc/criterioseditoriales/).
El manual APA 6 puede conseguirse completo en línea en el sitio http://www.apastyle.org o en las principales bibliotecas universitarias.
Los textos inician con una bajada o abstract que pretende ser un resumen de las ideas centrales del texto. Los colaboradores pueden sugerir sus propias bajadas o dejarlas a criterio del equipo editorial. En ambos casos deberá seguirse la guía de caracteres establecida en esta convocatoria.
Si el colaborador desea incluir imágenes específicas, deberá enviarlas en archivos JPEG o TIFF en la mayor resolución posible. Se sugieren archivos de al menos 5 Mb a la mejor resolución disponible.

6.- Sobre la autoría y los derechos de autor
Los trabajos deberán ser originales e inéditos. El envío de los textos implica la aceptación de que la Revista Mexicana de Comunicación y la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Cuajimalpa, tengan el permiso de publicación de los trabajos. Debido al carácter de divulgación
científica y académica, no se expedirá ningún pago por las colaboraciones.

7.- Dudas y aclaraciones
Cualquier duda o controversia será resuelta o aclarada por el equipo editorial y el comité
académico de la Revista Mexicana de Comunicación.

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