Inmunidad momentánea

La “enfermedad holandesa” (dutch disease), conocido en la literatura económica también como el “mál holandés” o “síndrome holandés”, fue un término acuńado en 1977 por la revista The Economist [1] para describir la declinación del sector manufacturero en los Países Bajos (Holanda) después del descubrimiento de gas natural en la década de 1960. En aquella época se apreció el florín (antigua moneda holandesa) por el aumento de ingresos del recurso natural, perjudicando la competitividad de las demás exportaciones. (También se puede mantener la moneda estable, pero con inflación interna). Relacionado al tema Alberto Acosta escribe en su libro lo sucedido en décadas pasadas [2], donde resalto lo siguiente:

“ […] con el creciente ingreso petrolero […] se produjo una extremada expansión del gasto fiscal (en gran medida a través de un complejo sistema de subsidios explícitos e implícitos en favor del aparato productivo privado) […] procesos desiquilibrados y desiquilibradores […] conocido en la literatura económica como la “enfermedad holandesa”. (Acosta 2005: 125).

Actualmente: los precios del crudo elevandose, aumento de la participación estatal (caducidad de contratos a las petroleras privadas, incremento de ingresos excedentes por decreto, posible explotación de la reserva ITT), son síntomas de la “enfermedad holandesa”. Para esto, Vicente Albornoz en su columna de El Comercio capitalino [3], nos dice que somos inenfermables (o casi), es decir inmunes a la “enfermedad holandesa” por tres motivos: “dolarización, apertura comercial y la mala política económica de Bush”. ¿Porqué?:

a) Dolarización: por más que entren millardos de dólares la moneda no se aprecia, nuestro tipo de cambio seguirá siendo el mismo, ‘un dólar’.
b) Economía abierta: los millones que entran por exportaciones petroleras no crea inflación, el tubo de escape son las importaciones.
c) Mala política económica de Bush: El dólar se ha estado devaluando en más del 30 por ciento, motivado por el décifit fiscal y sus guerras. (A esto habría que agregarle que los asiáticos, mayores tenedores de reservas en dólares del mundo –que venía manteniendo artificialmente el poder adquisitivo de su mejor comprador- están liberando dólares). Con esto, hemos estado ganando más de un 30 por ciento en competitividad.

La suerte nos sonrie, ya que: a) no podemos revaluar la moneda, b) el ingreso de divisas no genera inflación, y c) los yanquis devaluan el dólar. No sufrimos las deventajas económicas por ser exportadores del crudo. Por esto Albornoz explica que nuestras exportaciones no petroleras 2000-2006 ha crecido al 13 por ciento, mientras las venezolanas al 3 por ciento.

Ésta inmunidad depende de nosotros por los primeros dos factores antes descritos: a) dolarización y b) apertura comercial. Es decir, a) si salimos de la dolarización, la nueva moneda podría revalorizarse junto con la inflación y b) restringir la apertura económica impide que los ingresos puedan salir por el tubo de escape de las importaciones. Las oportunidades deben de aprovecharse. Aunque da la impresión que se impone popularidad (y ¿renombre como eterno opositor al dólar?) sobre la salud económica. Justamente lo que el Ec. Acosta describiera en su libro: “extremada expansión del gasto fiscal donde destacan los subsidios”, más los aumentos de impuestos y aranceles que restringe la apertura comercial y la libertad económica, hace que el futuro de la economía nacional sea de dudoso pronóstico.

Nota adicional:

Que nuestros vecinos devaluan: ya los gringos lo hacen por nosotros. Que el dólar vale menos que el euro: podemos vender mejor en dólares. Por soberanía, dignidad y altivez: ¿debemos tener moneda propia?

El manejo de la política monetaria en manos burocráticas da espacio al cabildeo (lobby) y/o mas de una conjetura. Las pruebas están en nuestro último periódo democrático, en especial el final y comienzo de este nuevo siglo (sucretizaciones –socializaciones de pérdidas, devaluaciones, inflación y manejo artificial de tasas de interés). Con la población decepcionada, para 1999 teniamos una dolarización informal espontánea que superaba el 50 por ciento de los depósitos (créditos vinculados y la dependencia y caída de los commodities [cayó el precio del petróleo y la mancha blanca al camarón] hicieron el resto). Como mencionara Friedrich von Hayek [4]:

“el público escoge una mejor moneda que la que el gobierno provee” (Hayek 1990: 66)

Sin embargo, sigue habiendo resistencia, donde grupos opositores acusan a la dolarización como un sistema de pérdida de la soberanía al sacrificar la política monetaria, para lo cual, F. von Hayek (Nobel de Economía 1974), en lo que respecta a la teoría monetaria, recomienda a los economistas que han tenido la mala fortuna de estudiar en instituciones dominadas totalmente por keynesianos (Hayek 1990: 79) una variada literatura. Se podría empezar leyendo el texto del profesor Hayek, “Desnacionalización del dinero”.

La dolarización no es la panacea [5] y se necesitan reformas adicionales para revitalizar la economía. Vale recordar que la dolarización representa un tipo de cambio fijo, y la herramienta que le queda al gobierno es la política fiscal [6], es decir disciplina fiscal, como los países que tienen el euro. Con la dolarización, el peso de la deuda con respecto al PIB es bajo -a pesar del aumento del gasto fiscal- por que ya no se puede imprimir billetes. Las tasas de interés son bajas en relación a los noventas (para mejorar las tasas de interés hace falta incentivos para atraer competencia bancaria que atraiga mas recursos).

En todo caso, el Estado debería dejar en libertad de escoger al ciudadano la moneda que desee usar, como lo mencionara el profesor Hayek en su libro “Inflación o Pleno Empleo” [7] en la década del setenta:

“¿Por qué no dejar al público elegir libremente la moneda que quiere utilizar? Las personas deben tener derecho a decidir si quieren comprar o vender en francos, libras, dólares, marcos alemanes u onzas de oro. No tengo objeción que hacer a la emisión de moneda por los gobiernos, pero creo que su derecho al monopolio en esta materia y su facultad para limitar la clase de moneda en que los contratos pueden ser convenidos dentro de su territorio o para decidir los tipos de cambio son gravemente nocivos”.

Panamá y El Salvador tienen economía dolarizada. Gabriela Calderón menciona el caso de Panamá [8]; y para nuestra futura Asamblea propone [9] lo que ha su inicio -con respecto a la moneda- tuvo la constitución panameńa [10]:


“No podrá haber en la República papel moneda de curso forzoso. En consecuencia, cualquier individuo puede rechazar todo billete u otra cédula que no le inspire confianza, ya sea de origen oficial o particular.”
(Constitución de Panamá de 1904)

Paralelamente debe mejorarse la libertad económica [11], que influye en un bienestar general.

Fuentes:

1. The Dutch Disease, The Economist, noviembre 26 de 1977, pág. 82/3.
2. Acosta, Alberto (2005). Breve historia económica del Ecuador, Corporación Editora Nacional, Quito. Segunda edición (2001), octava reimpresión. ISBN: 9978-84-289-6
3. Inenfermables (o casi), El Comercio, Opinión, noviembre 4 de 2007. Enlace: http://www.elcomercio.com/noticiaEC.asp?id_noticia=148275&id_seccion=1
4. Hayek, Friedrich A. (1990). Denationalisation of Money: The Argument Refined, Coronet Books, 3Rev edition, IEA
5. Sachs, Jeffrey and Larrain, Felipe (1999). Why Dollarization Is More Straitjacket Than Salvation, Foreign Policy, No 116 (Autumn 1999), pp 80-92
6. Mundell, Robert A. (1963). Capital mobility and stabilization policy under fixed and flexible exchange rates, The Canadian Journal and Political Science, Vol. 29, No. 4 (Nov. 1963), pp 475-485
7. La libre elección de moneda, por Friedrich von Hayek, Cato Institute, Moneda y banca, enero 14 de 2002. Enlace: http://www.elcato.org/node/1284
8. Complejo de banquero, por Gabriela Calderón, El Universo, Columnistas, junio 14 de 2007. Disponible también en Cato Institute como, Ecuador: un lago conectado a un oceáno de liquidez. Enlace: http://www.elcato.org/node/2564
9. Libertad de elegir la mejor moneda, por Gabriela Calderón, El Universo, Columnistas, julio 31 de 2007. Disponible también en Cato Institute como, Ecuador: Libertad para elegir la mejor moneda. Enlace: http://www.elcato.org/node/2671
10. Constitución de Panamá de 1904. Enlace: http://bdigital.binal.ac.pa/bdp/const/Constitucion1904.pdf
11. The Fraser Institute. Website of the Economic Freedom Network. Enlace: http://www.freetheworld.com/

Un comentario sobre "Inmunidad momentánea"

  1. Alex, te has dado cuenta de una coyuntura favorable para el pais, lamentablemente nuestros lideres, en lugar de aprovechar este momento fomentando exportaciones no tradicionales, ayudando al agro a las microempresas, estan haciendo campana para perpetuarse en el poder. Nuestro pueblo, gracias a la UNE y el MPD, esta ignorante ante estas oportunidades y no reclama al gobierno un verdadero trabajo profesional de un gobernante.

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